Aprendizaje entre pares
El marco de acción educativa propuesto en el documento Aprendizaje Clave para la educación integral (SEP, 2017) supone una serie de estrategias de política institucional, escolar y curricular para concretar las aspiraciones que se plantean. La instalación de un modelo de gestión institucional en el sistema educativo que haga realidad los postulados de “escuela al centro” y “autonomía curricular” es más compleja que el discurso expresado en el documento. Transitar hacia una nueva cultura pedagógica en las escuelas requiere no únicamente de la apropiación discursiva de los principios pedagógicos sino de la puesta en práctica de cada uno de ellos con acciones que articulen la realidad escolar y educativa con la teoría conceptual que implica. Para ello, un dispositivo clave es la generación de espacios formativos permanentes para los docentes, los cuales coadyuvarían a fortalecer las concepciones y prácticas en relación a pensar a la escuela como “centro” del sistema educativo y a la “autonomía curricular” como una capacidad inherente de los docentes para la transformación. En este ámbito, es donde cobra relevancia la idea del “aprendizaje entre pares”.
El aprendizaje entre pares, se esboza débilmente en el modelo educativo que entrara en vigor el próximo ciclo escolar. Se alude al aprendizaje entre pares como una estrategia para transitar hacia una “cultura de aprendizaje” y como un elemento que fortalece el liderazgo directivo, particularmente a través del espacio de los Consejos Técnicos Escolares.
Si bien, reconozco que a idea de que la escuela debe ser el centro de todo el proceso educativo es correcta en el sentido de que involucraría a todos los participantes en el proceso educativo que están relacionados y comprometidos con la mejora que ésta debe tener día con día, también reconozco que es necesario que existan las condiciones necesarias para ello, particularmente en lo que se refiere al desarrollo profesional de los docentes, directivos, supervisores y apoyos técnicos, solo así se tendrán más y mejores elementos, herramientas y habilidades profesionales, para que puedan contribuir a cumplir mejor su labor. Esto implica cambios fundamentales, no solamente de estructura, de organización, sino cambios de mentalidad y también de cultura institucional. Una cuestión importante es transitar de una cultura de aislamiento a una cultura de colaboración. Este sería el ambiente propicio para el aprendizaje entre pares. La intención del aprendizaje entre
pares en la docencia, es para que personas con la misma tarea de enseñar, con preocupaciones y necesidades afines, así como objetivos comunes se reúnan de manera periódica para socializar su práctica y sus saberes pedagógicos, compartir y analizar su experiencia, poner a discusión sus creencias, supuestos y concepciones, apropiarse de nuevos conocimientos y formas de trabajo. Lo anterior les permitirá hacer una reconstrucción de sus saberes y práctica. Romper con el aislamiento que ha caracterizado la cultura de nuestras escuelas y avanzar en una cultura de colaboración, es una consecuencia natural del aprendizaje entre pares. En este sentido, toda propuesta o acción trabajada en colectivo permite identificarse como sujetos o instancias de una acción concreta en un tiempo y contexto específico, con necesidades, problemas, experiencias y saberes que pueden cooperar en el logro de una tarea común, o sea, participar con los otros en proyectos o programas compartidos con el fin de superar obstáculos y enriquecer las propuestas institucionales y particulares. Colaborar significa descentrarse del propio “yo” para transitar en un camino “con los otros”, es la búsqueda de la identidad con los demás, reconocer que se puede aportar desde el ámbito de competencia de cada uno y superar el egoísmo que en momentos caracteriza la tarea educativa y a las propias instancias del sistema. (Cuevas, et. Al., 2007)
El concepto aprendizaje entre pares implica la valoración del conocimiento generado en la práctica cotidiana, que es experiencial y personificado y que tiene sentido para quienes lo han producido y utilizado. Cada sujeto que intercambia, comunica y analiza con otros sus conocimientos, pone en juego sus habilidades y competencias, las que se incrementan producto de esa interacción. En la interacción todos los participantes en un proceso de co-aprendizaje, potencian sus aprendizajes y gatillan (sic) procesos similares en los otros. Para que se produzca esta situación de inter-aprendizaje, es importante que quienes participan del diálogo y reflexión reconozcan al otro como legítimo para aprender de él, en tanto es un par en el oficio. El otro, aunque tenga diferentes conocimientos, experiencias y expectativas, constituye un aporte a la reflexión porque justamente es la diversidad la que permite abrirse a nuevas miradas, cuestionamientos y reflexiones. Es por ello que la presencia de docentes más expertos, con competencias para el trabajo con adultos, potencia los procesos de transformación, ya que facilita que el grupo se abra a la diversidad de experiencias y saberes y que el diálogo se constituya en una instancia que permita a los sujetos involucrados reelaborar el significado que cada uno da a su práctica, potenciando así la capacidad para seguir aprendiendo. (Ana María Cerda TaverneIsaura López Lillo, s/f)