El primer año del presidente AMLO
Julio–noviembre, 2018: como las encuestas apuntaban, Andrés Manuel
López Obrador es el próximo presidente de México. Pese a ser clara la victoria, el margen sobre Ricardo Anaya es mucho menor de lo esperado. En el Congreso, Morena y sus aliados no alcanzan mayoría. Todos los partidos reconocen el triunfo de AMLO. Los mercados financieros nacionales mantienen su comportamiento negativo. La depreciación del peso se acelera. El nerviosismo de los inversionistas aumenta. La bolsa cae. Proyectos de inversión se frenan.
Diciembre, 2018–enero, 2019: empieza el sexenio de López Obrador. En su discurso de toma de posesión asume una postura más conciliatoria. La presentación oficial del gabinete genera cierta tranquilidad. Se anuncia una fuerte reducción de salarios para los servidores públicos de cargos altos, lo que genera ahorros, pero detona múltiples renuncias.
Febrero–julio, 2019: los mercados financieros comienzan a tranquilizarse al ver que el presidente López Obrador no está llevando a cabo algunas de sus propuestas más controvertidas. El nuevo aeropuerto continúa construyéndose a todo vapor. Tanto la reforma educativa como la energética siguen adelante en su esencia, aunque con ciertos ajustes. Algunas de las inversiones importantes que se habían detenido comienzan a ejecutarse. El peso se fortalece y la bolsa repunta. Se empiezan a ver los primeros resultados de la lucha contra la corrupción de
AMLO. Funcionarios de la pasada administración van a la cárcel. El otorgamiento de contratos públicos es más transparente, lo que le genera ahorros importantes al gobierno.
Se reúne López Obrador con Trump. La química entre los dos mandatarios no es buena, lo que dificulta que avance la agenda bilateral, incluida la renegociación del TLC.
Agosto-diciembre, 2019: las presiones presupuestales se disparan. La frustración del presidente es evidente. Recursos provenientes del combate a la corrupción y de la austeridad del gobierno —las dos fuentes de ingresos que anticipó serían suficientes— no alcanzan para realizar sus promesas de campaña. Para colmo, el precio del petróleo continúa subiendo y Estados Unidos sigue aumentando sus tasas de interés. Congelar el precio de la gasolina, como prometió en la campaña, se ha vuelto prohibitivamente caro. La presión al peso aumenta. Las restricciones a las que se comprometió explícitamente durante la campaña: no subir impuestos y no pedir prestado, se ponen en duda. Grupos sindicales que apoyaron a López
Obrador durante la campaña comienzan a exigirle aumentos de 20 por ciento y la recuperación de facultades como heredar plazas. Se presentan manifestaciones en varios lugares del país. La izquierda radical comienza a ganar influencia sobre AMLO.m