Lo que importa es la salud… ¿en serio?
Estas últimas semanas se han dado varios foros de salud: uno organizado por TecSalud y FundSalud y otro del Imco, donde incluso presentaron su análisis Pequeños pasos para transformar al sistema de salud: propuestas para mejorar los servicios de salud.
Los datos que se presentaron en ambos casos no son nada saludables: somos de los países con la menor inversión como porcentaje del PIB en salud de la OCDE, aun cuando somos los segundos en prevalencia de obesidad; el gasto en promedio es de mil 80 dólares por persona (cuatro veces menos que los demás países de la organización) y atendemos a la población con 2.4 médicos por cada mil habitantes (vs. 3.4 de la OCDE).
Pero si bien estamos a la saga con lo que respecta a nuestra salud, mucha de la salubridad de grandes mercados depende de nosotros. Somos el octavo exportador mundial de dispositivos médicos, el más importante de Latinoamérica y el proveedor número 1 de EU. Según ProMéxico, este sector exporta más de 9 mil mdd al año gracias a la producción de 2 mil 478 empresas, la mayoría instaladas en la frontera norte. ¿Qué entra en este rubro? Según KPMG, fabricar estos productos en México ahorra 21 por ciento los costos a cualquier empresa. “Pero a pesar de estas cifras, mientras la adopción de dispositivos —muchos con tecnología innovadora— crece 5 por ciento al año a escala mundial, aquí solo es de 1 por ciento”, me explica Carlos
Jiménez, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria de Dispositivos Médicos (AMID).
Según sus propios socios —unas 33 multinacionales—, este estancamiento en uno de los mercados más grandes del mundo se debe a la falta de incentivos que existen en el sector salud para ser más eficientes. “No hay mediciones, no hay seguimiento y no hay protocolos comunes y homogéneos en todo el sistema”, agrega. “Si bien hay ventajas en fabricar en el país, se podría atraer muchísima más inversión internacional si se pudiera ofrecer un real crecimiento del mercado interno mexicano”. A pesar del tamaño de México y la conformación de su pirámide poblacional, consumimos la misma cantidad de dispositivos médicos que Argentina, que tiene una cuarta parte de nuestra población.
“Le doy un ejemplo: hace unos meses una multinacional fabricante de suturas cambió sus planes de inversión en México por Colombia, porque tienen aseguradas no solo exportaciones sino también ventas internas en crecimiento”, afirma Jiménez.
¿Qué propone la AMID? Además de educar a los pacientes y a los médicos en las ventajas de muchos de estos productos también recomiendan revisar el famoso cuadro básico que aprueba el Consejo de Salubridad General. En la mayoría de los países de la OCDE estos catálogos se renuevan cada 5 años y el mexicano lleva décadas con apenas algunos ajustes, pero que considera aún, por ejemplo, a los termómetros de mercurio, prohibidos desde hace años, o las jeringas de vidrio.