El regreso de la CNTE y un empate
Son grupos de choque dispuestos a desatar la violencia, maestros que buscan la recuperación de sus prebendas, transas, abusos; vinieron de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán, y desde cuatro puntos de la ciudad enfilaron hacia la Segob, donde prevén instalar un plantón en preparación de un paro nacional indefinido
Gil está de plácemes. Mucho tiempo había pasado sin mencionarlos en esta página del directorio. Regresaron. Convirtieron la ciudad en un desbarajuste. Los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que tomaron las calles de la ciudad no fueron muchos, cierto, ah, pero cómo chingan. Ups, perdón. Vayamos al principio: se trata de algunos contingentes de rufianes, brigadas de choque dispuestas a desatar la violencia, grupos de maestros en busca de la recuperación de sus prebendas, transas, abusos. Vinieron de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán. Desde cuatro puntos de la ciudad enfilaron rumbo a la Secretaría de Gobernación, donde pretenden instalar un plantón en preparación de un paro nacional indefinido.
Gil lo leyó en su periódico MILENIO: las movilizaciones partieron desde el Auditorio, Indios Verdes y Taxqueña. La policía cerró la calle de Bucareli asegurando el caos vial. ¿Qué quieren? Dinero. Y una mesa única para presentar sus demandas, entre ellas, la suspensión definitiva de la reforma educativa. Anjá. Gil cavila: sin Osorio Chong como jefe de las gobernaciones y el licenciado Miranda al frente del diálogo, hay un posibilidad de que el secretario Navarrete Prida y sus subsecretarios (su-su) no les ofrezcan a estos mentores promesas ni dinero ni mesas de diálogo. ¿Cómo se negocia? Solo Dios sabe, para eso han llegado a tan altas investiduras en el gobierno estos funcionarios, pero una cosa es cierta, dar y dar siempre tendrá por respuestas pedir y pedir.
La nota de Óscar Rodríguez y Rogelio Agustín explica que la fuerza de movilización de la CNTE se ha visto diezmada por los descuentos a los maestros paristas que ha impuesto el Ieepo: la asis- tencia de maestros en Oaxaca asciende a 92 por ciento en las 13 mil escuelas y solo 8 por ciento de ausentismo. Gil insiste: ¿quién les dirá a estos luchadores, mju, que no son bien recibidos en Ciudad de México y que nos tienen hasta la coronilla (así decía la extinta madre de Gilga) y que ya sabemos que a sus transas les llaman demandas? Alguien.
¿Liópez? Na.
Noticia bomba
¡Eureka! Lo lograron. No fue nada fácil. Según las más recientes encuestas: El
Joven Tarabilla Anaya y el ciudadano Meade casi empatan en la intención de voto. Ambos traen en el costal un 22, un 24 por ciento. ¡Bravo!, abrid las botellas de champaña, esto merece una celebración. Esa es la buena noticia. La mala es que todo indica que Liópez le pega a 50 por ciento. Al dos por uno, más o menos. El Financiero: Anaya 24, Meade 22, Liópez 50 por ciento. Como dice un amigo de Gilga: este arroz ya se comió, lo que viene es la digestión.
¿Y cómo lo lograron? El Joven Tarabilla derruyó al PAN, dejó cascajo; Meade lleva el PRI a cuestas, ni más ni menos. Por cierto, Gilga no entiende muy bien los elogios a Meade. Un gran funcionario, pero pobre, el PRI sujeta su interesante discurso. Gil solo ve en el discurso de Meade guarismos, cálculos, números, no hay gente detrás del candidato, por eso no lo siguen. Un gran candidato, aunque fuera del PRI, traería algo en la manopla. En fon, lo lograron. Felicidades. Y si se empeñan, siempre ambos, podrían lograr que Liópez escalara a 55 por ciento. Eso sí: la mayoría en el Congreso parece ser un hecho. Para hacer y deshacer. Un grito desgarrador hizo añicos el silencio del amplísimo estudio: ay, mis hijos, ineptos y necios.
Horas extras
Gil ha sido injusto (¿qué es la justicia?), José Antonio Meade les ha dicho a los maestros de la CNTE que regresen a sus estados “y dejen de secuestrar la educación del país”, lo que sea de cada quien. Dijo además en la plaza de toros de Pachuca: “trabajemos horas extras, sudemos la camiseta y que cuando todo mundo pensaba que no, aquí en Hidalgo y en México les dijimos: sí se puede”. Gilga considera que las horas extras no son suficientes, el ciudadano Meade necesitará de días extras, meses extras, años extras. Si la elección ocurriera en dos años, Gamés no tiene la menor duda, ganaría Meade. Helas!
Todo es muy raro, caracho, como diría Corneille: La manera de dar vale más que lo que se da. m Gil s’en va