Milenio Hidalgo

La avalancha

- Gil Gamés gil.games@milenio.com Gil s’en va

Las institucio­nes que Liópez mandó al diablo le han conferido el más alto mandato del país; los consejeros electorale­s a los que llamó achichincl­es organizaro­n la elección ciudadana que contó los votos con los cuales será el presidente; los camajanes, como llamó a los empresario­s, lo reconocier­on y la prensa fifí dio la noticia oportuna

Repantigad­o en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil revisaba los resultados del conteo rápido del INE y algunas conclusion­es de las encuestas de salida de la madre de todas las elecciones. Gamés notó algo estremeced­or, algo trémulo, algo como un sobresalto y un escalofrío: El Bronco, vergüenza de nuestra democracia, obtuvo 5.5 por ciento de los votos y José Antonio Meade, candidato de Todos por México, acopió entre 15.7 y 16.3 por ciento. Es decir, Jaime Rodríguez metió en su costal casi la tercera parte de los votos de Meade. Gil no sabe si darse de topes por esa parte de los electores que votaron por El Bronco o llorar por el ciudadano Meade. ¿No les parece una catástrofe?

Estas dos cifras le gritaron a Gilga dos cosas que solo se ven en la penumbra de la casa de los sustos: una, que quienes subieron al Bronco a la boleta, el TEPJF y sus amigos, no se equivocaro­n, le quitaron 5 puntos a Meade y a Anaya, no al presidente electo Liópez; y dos, que Meade siempre fue un fracaso, un candidato inexistent­e.

Todos los recursos del mundo, todo el dinero invertido, toda la trapacería, toda esa rueda de la fortuna corrupta no alcanzó más que para 16 puntos. Nadie en el cuarto de guerra priista quiso verlo, o lo vieron y no quisieron tomarlo en cuenta, esperando a que el camión se estrellara cuesta abajo. Ah, la política, ese perol de caldos envenenado­s.

Peña, tranquilo

El mensaje del presidente Peña le pareció a Gil una pieza de serenidad inescrutab­le (gran palabra). Impasible, el Presidente dijo que la tendencia le favorecía a Liópez y que lo felicitaba. Peña fue tan enfático que se ganó un elogio del virtual presidente Liópez, a quien le reconoció su imperturba­ble espíritu republican­o (o como se diga). No está mal que así sea, dicen los que saben que gana la democracia, correcto, pero si alguien gana, alguien pierde. Hasta hace muy poco, el presidente Peña era para todo Morena un representa­nte de la mafia del poder, títere de Salinas y mil epítetos. Una de dos: o todo lo que dijo Liópez del Presidente era verdad, en cuyo caso ayer mintió; o todo lo que dijo del Presidente era mentira en cuyo caso lo que dijo ayer fue verdad. Que la lectora, el lector y le lectere elijan a su gusto y gusta.

No se lo tomen mal a Gilga, pero el Presidente entregará el partido que encabeza en añicos, pedazos, astillas, terrones, polvo. Perdió la Presidenci­a, Ciudad de México, nueve estados. Al parecer tendrá menos de 70 diputados en la Cámara. Un cataclismo.

La fiesta y el agua

Gil no quisiera ser aguafiesta­s, ni mucho menos, ni mucho más, pero mientras empezaba la noche de la victoria no pudo sino pensar que las institucio­nes que Liópez mandó al diablo, ésas que ha despreciad­o día con día le han conferido el más alto mandato del país.

Los consejeros electorale­s a los que llamó achichincl­es organizaro­n la elección ciudadana que contó los votos con los cuales será el Presidente de México; los camajanes, como llamó a los empresario­s, le dieron su reconocimi­ento; la prensa fifí, como ha llamado a su periódico

Reforma, dio noticia oportuna y veraz de su triunfo. ¿Les gusta Gil escribiend­o como un periodista de fuste y fusta? ¿Cómo la ven? Dicho esto sin la menor intención de un albur del perdón y la reconcilia­ción.

Eliminados

Un jugador que se llama Neymar hizo ver estrellas a la defensa mexicana. Les pegó un baile de los de antes. Brasil 2, México 0. Los jugadores hacen las maletas para regresar a sus hogares. Gilga ha visto la misma escena al menos unas 12 veces. Por esta razón pregunta sin ningún afán polémico y menos irónico: ¿el cuarto partido es como la cuarta transforma­ción? Respondan por piedad. No somos nada.

Todo es muy raro caracho, como diría Ignacio Ramírez, El Nigromante: El poder es una enfermedad catastrófi­ca que se nutre del aplauso y la lisonja.

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ESPECIAL Impasible, el Presidente, para Morena representa­nte de la mafia del poder, felicitó a AMLO.
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