Y volviendo a Luis Miguel…
Ya con eventual presidente y sabiendo bien que Luis Miguel no encontraría a su mamá en el manicomio (no es spoiler, es algo que hemos sabido por décadas, pero no sigan leyendo si no han visto el capítulo 1) decidí, como millones de personas, que era hora de relajarme con las tragedias ajenas en voz de quien las vivió.
¿Saben? A pesar de todas las libertades que se puedan haber tomado para hacer la serie de Luis
Miguel, la verdad que destaca en cada uno de los capítulos es el hecho de que él, al menos emocionalmente, recuerda las cosas. Eso no lo habíamos tenido antes. Y sí me ha respondido cosas que llevo años preguntando a gritos con cada disco o concierto que yo sentía que no me aportaba nada nuevo: la razón por la que
El Sol decidió empezar a grabar versiones de canciones viejas y dejó esos temas inéditos que, sin duda, dejaron una huella única para siempre.
Pero se me hace difícil creer que porque una sola vez Juan Carlos Calderón entregó tarde sus canciones, por más contrato que hubiera con la disquera, Luis Miguel decidiera para siempre volverse un “clásico” en lugar de un innovador. Claro, se puede ser las dos cosas. Si alguien lo ha sido es él, pero ¿quién le dijo que así tenía que quedarse para siempre? No importa, creo que después de las fantásticas (y debo reconocer divertidísimas) sacudidas que le ha dado a varios y las verdaderamente tristes confesiones familiares que hemos visto aquí podemos esperar una gran renovación del intérprete del que tantas nos volvimos a enamorar (y más con la interpretación del fantástico Diego Boneta).
Lo que sí quisiera aclarar, como lo hizo el personaje en el capítulo, es que El Mossad no está a la renta. Vaya, en más de una ocasión comparan el servicio secreto de Israel con el FBI y no, son asuntos bastante distintos. Situaciones de existir muy distintas, particularmente antes del 11 de septiembre.
Si fueran a hacerle un favor al hijo del presidente de México, créanme, el proceso sería extraordinariamente interesante, complejo y sin precedentes en las series biográficas. Pero no me meteré en problemas, porque sé bien que la forma de narrar eso tuvo que ser una decisión, bien tomada si ya querían meterse en esos temas, por los escritores de la serie. Los conozco, saben del tema, de lo que hablan y de lo que implica. Así que no, el Mossad no suele ser una alternativa para Locatel.
Sea como sea, y ya que queremos un México no dividido, hoy les pido un favor a todos los que nos ven con ínfulas de incredulidad a los que nos declaramos fans de la serie (solo se lo entiendo a Stephanie Salas). Dejen de vernos tan feo cuando lo confesamos, cuando compartimos memes y sobre todo ahora cuando hasta nos descubrimos con la capacidad de sentir tristeza por el maldito Luisito Rey y su jamón. Solo ignórennos, ya se nos pasará.
¡Que alguien me explique!
¿De qué quieren platicar ahora que ya pasó todo?