Milenio Hidalgo

Viaje al palacio de la cultura en Cuba

Por su escenario han pasado destacados personajes del arte, como Anna Pávlova y Antonio Gades, y hasta de la política, como Barack Obama

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Patricia Curiel/La Habana

Hace años, cuenta Ofelia —quien se ocupa de preparar cocteles y algunas delicias gastronómi­cas en el Hotel Plaza de La Habana—, “coger las entradas para el ballet en Cuba era muy fácil. Te estoy hablando del año 85, 90, cuando pocas personas iban al ballet. Ahora cuesta un trabajo… Se hacen unas colas muy grandes cuando empiezan a vender las entradas”.

Y es que “hacer la cola” en la isla es una actividad recurrente cuando el olfato cubano detecta lo que es bueno, y el Ballet Nacional de Cuba —declarado Patrimonio Cultural de la Nación el pasado el 5 de julio— es uno de los más grandes tesoros de ese país, junto con el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso (GTH), el cual reabrió sus puertas el 1 de enero de 2016, tras una exhaustiva restauraci­ón que duró tres años.

El edificio, ubicado en Centro Habana, inició como un pequeño foro llamado Tacón, construido entre 1834 y 1837. En 1906, gallegos instalados en Cuba lo compraron por unos 525 mil pesos de la época, además de la manzana en la que se encontraba, para construir el Palacio Social del Centro Gallego de La Habana, en el que, de 1907 a 1915, se llevaban a cabo eventos sociales de la comunidad gallega. A partir de 1915 el recinto se dividió en el Teatro Nacional y Palacio Social, por lo cual existen dos entradas principale­s.

Antes, según Ofelia, “no había mucho público para las funciones, e incluso se crearon círculos de amigos del ballet en centros de trabajo, en los que se estimulaba a las personas para disfrutar esta manifestac­ión artística”.

Fue así como el interés por el ballet creció en la isla y la gente empezó a abarrotar las funciones en el GTH, en donde en la década de los 80 se podía disfrutar de grandes bailarinas, entre ellas sus cuatro joyas: Mirta Plá, Loipa Araújo, Josefina Méndez y Aurora Bosch, así como a la prima ballerina assoluta, Alicia Alonso, actual directora y coreógrafa del Ballet Nacional de Cuba.

La grandeza y disciplina de Alonso (La Habana, 21 de diciembre de 1920) son muy buenas razones por las que los bailarines cubanos de ballet clásico siguen sobresalie­ndo a nivel internacio­nal. La primera bailarina se retiró de las escenarios a los 74 años; entre sus reconocimi­entos tiene el récord de 36 fouettés interpreta­ndo al Cisne Negro en el ballet El lago de los cisnes.

En las escaleras centrales del GTH destaca una imponente estatua de la bailarina — doctora honoris causa por la Universida­d de La Habana—, que fue develada el 1 de enero de este año, hecha por el artista cubano José Villa Soberón.

Las mil 147 butacas del recinto no son suficiente­s cuando la compañía creada por Alonso, su esposo y su cuñado en 1948, se presenta en el GTH; incluso

Sus orígenes datan de 1834, cuando en el lugar fue levantado un foro llamado Tacón

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