Tras rechazar comicios Ortega desata represión
El mandatario cuestiona el papel de empresarios e Iglesia Católica
Al descartar este fin de semana un eventual adelanto de las elecciones previstas para el año 2021, el presidente Daniel Ortega cierra las puertas a una pronta y negociada solución a la violenta crisis que envuelve a Nicaragua desde abril. En tanto, al menos 14 muertos —civiles y fuerzas del gobierno— dejó ayer una violenta incursión de antimotines y paramilitares en Diriamba y Jinotepe, en el suroccidente de Nicaragua. “Esto ha sido un horror. Tenemos mínimo catorce muertos, pero pueden ser más. Se incluyen al menos un antimotín, un paramilitar y dos policías”, dijo la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez.
Ortega, de 72 años, rechazó el sábado de un tajo, sin mencionar a la opositora Alianza Cívica, una propuesta planteada en el diálogo nacional para convocar a comicios presidenciales en marzo próximo.
“Aquí las reglas las pone la Constitución de la República, a través del pueblo. Las reglas no pueden venir a cambiarlas de la noche a la mañana porque se le ocurrió a un grupo de golpistas”, dijo ante sus simpatizantes Ortega, que no escatimó calificativos para sus adversarios, como “asesinos”, “delincuentes” y “terroristas”. “Ya habrá tiempo, tal como manda la ley, habrá tiempo para elecciones, todo tiene su tiempo”, agregó el ex comandante. La propuesta de adelanto de elecciones fue planteada por los obispos de la Conferencia Episcopal, mediadores en el diálogo, como única salida a la crisis y después de que la prensa informara sobre una supuesta anuencia de Ortega a la misma, en una reunión con un enviado de Estados Unidos hace aproximadamente un mes.
Lejos de acceder al reclamo de miles de personas que exigen su dimisión, el gobernante arremetió incluso contra los empresarios que apoyan las protestas y contra las “instituciones religiosas” que lo “maldicen”, según dijo, en evidente alusión a las autoridades católicas comprometidas en la mediación.
El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, informó que el Episcopado de Nicaragua evaluará si continúa con el diálogo nacional tras los ataques del gobierno a la población este fin de semana, que elevaron la lista de 310 fallecidos.
Ortega también dijo que tendrán que “desaparecer de toda Nicaragua” los “tranques”, como se conoce a los más de 100 retenes de protesta de estudiantes y campesinos que mantienen bloqueadas varias carreteras del país y el acceso a numerosas ciudades del interior.
La aparente orden presidencial fue cumplida casi de inmediato, pues la noche del sábado fuerzas paramilitares atacaron a balazos a manifestantes en Matagalpa (sur) y en las primeras horas del domingo en Diriamba y Jinotepe. “El presidente Daniel Ortega quemó ayer los últimos puentes que le ofrecían la posibilidad de entablar una negociación política para lograr su salida del poder en condiciones de gradualidad”, escribió el periodista Carlos Fernando Chamorro en la publicación que dirige, Confidencial, uno de los medios más críticos del Gobierno.
“Es probable que al subir la parada, Ortega se está preparando para negociar con el Gobierno estadunidense, al que hace un mes ofreció adelantar las elecciones y ahora debe rendir cuentas, después de las sanciones impuestas contra tres operadores de su círculo íntimo”, señaló Chamorro.
Los sancionados por la Ley Magnitsky son el secretario general de la Alcaldía de Managua, Fidel Moreno; el subdirector de la petrolera Albanisa, Francisco López, y el segundo jefe de la Policía, Francisco Díaz, consuegro del presidente.