La cooperación migratoria AMLO-Trump
El virtual presidente electo mexicano propuso al mandatario de EU tratar de resolver las causas y no solo los efectos de la migración en un programa integral de cooperación al desarrollo en Centroamérica
El equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador se opuso ayer a la petición estadunidense de que los migrantes que soliciten refugio al cruzar la frontera lo hagan en México y no en Estados Unidos.
La propuesta estadunidense conocida como “Acuerdo de tercer país seguro” pretende trasladar a México la responsabilidad que tiene Estados Unidos de examinar solicitudes y eventualmente conceder asilo a centroamericanos, de conformidad con sus propias leyes.
Es decir, el acuerdo permitiría a Estados Unidos devolver a México a los solicitantes centroamericanos de asilo que ingresen por la frontera sur de Estados Unidos, y nuestro país estaría obligado a aceptarlos.
De esta manera, el gobierno de Trump, que quiere frenar la migración indocumentada a como dé lugar, busca evitar las consecuencias negativas por su política antimigratoria, como la condena mundial y la repulsa interna causada por la separación de hijos de sus padres.
Al parecer, existe división en el gobierno estadunidense sobre la propuesta a México de aceptar ser designado “tercer país seguro”.
Por un lado, se opone el Departamento de Estado porque considera que nuestro país en realidad no es seguro para los migrantes, pues existen graves violaciones a los derechos humanos, y por el otro, está a favor el Departamento de Seguridad Nacional, fuertemente presionado por Trump para impedir la inmigración indocumentada.
México ha aceptado un creciente número de solicitudes de refugio de centroamericanos, pero no está en posibilidades de acoger en su territorio a las personas que buscan asilo en Estados Unidos.
Actualmente, el Instituto Nacional de Migración coopera, a cambio de nada, con las autoridades migratorias de Estados Unidos con el registro en línea y transmisión al ICE de datos personales de los centroamericanos que son detenidos en nuestra frontera sur.
Hay dos causas principales de la migración centroamericana:
—La violencia, la inseguridad y la persecución que motiva a los migrantes a solicitar asilo.
—La pobreza, los desastres naturales y el cambio climático que los motiva a emigrar en busca de oportunidades económicas para vivir mejor en Estados Unidos.
Por ello, el virtual presidente electo López Obrador propuso a Donald Trump tratar de resolver las causas y no solo los efectos de la migración en un programa integral de cooperación al desarrollo en Centroamérica.
Al respecto, la participación del secretario del Tesoro Steven Mnuchin, en la reunión de ayer como parte de la delegación estadunidense, se podría explicar por el interés de la Casa Blanca en conocer con más detalle la propuesta integral de López Obrador de cooperación con Centroamérica, y precisar los montos financieros que podrían asumir Estados Unidos, México y otros países, destinados al istmo centroamericano.
Pero también se podría interpretar la presencia de Mnuchin como la “zanahoria” de Estados Unidos para que México acepte la designación de “tercer país seguro” a cambio de miles de millones de dólares, en un trato similar al que la Unión Europea hizo con Turquía.
En 2016 llegaron a Europa procedentes de Turquía más de un millón de personas en busca de asilo, en su mayoría de origen sirio.
La Unión Europea decidió en marzo de 2016 trasladar la responsabilidad y firmar un acuerdo con Turquía, basado en clasificar a esta nación como “país seguro” para devolver a todas las personas que lleguen después del 20 de marzo a cambio de seis mil millones de euros, la liberalización de visas para los turcos y la reapertura de la negociación para el ingreso de este país a la Unión Europea.
Creo que la negociación de “país seguro” entre México y Estados Unidos eventualmente se podría plantear en términos similares, guardadas las proporciones, al acuerdo entre Turquía y la UE.
Se podría considerar dicho acuerdo, si en la balanza hay más beneficios que perjuicios para nuestro país. Es decir, que no solo destine amplios recursos para el desarrollo nacional y centroamericano, sino que Estados Unidos eleve sustancialmente la cuota legal para mexicanos del programa de trabajadores agrícolas como el llamado H-2A o el H-1B para profesionales especializados, e incremente considerablemente el número de becas para estudiantes universitarios.
Trump necesita la colaboración de México, indispensable para lograr resultados de control migratorio, ante la creciente resistencia en el interior de Estados Unidos, donde existen varios estados y ciudades refugio que se niegan a colaborar con las autoridades federales de inmigración.
México, sin abdicar a su política migratoria de asilo y de hacer válido el respeto a los derechos humanos de los migrantes, puede poner el precio y poner las condiciones.