David Aarón Cárdenas
19 de julio, 5:30 de la tarde, levanto mi brazo para hacer la parada al transporte colectivo que pasaba frente a mi, allá por la Hacienda la Concepción, subí y la combi venía casi llena, 10 personas sentadas, apretadas unas con otras en pequeños asientos que dejaban casi toda nuestra humanidad en el vacío, el trayecto que tenía que recorrer era justo del lugar que le acabo de comentar hasta Plaza del Valle, trayecto que fuer recorrido (no le miento) en menos de 20 minutos, para los que han manejado por aquellos lugares, sabrán que tal recorrido al menos implica 30 minutos entre tráfico y semáforos.
El conductor además de pasarse un par de altos, venía tal cual fuera un piloto de carreras, cambiando de carril intempestivamente, acelerando y frenando como si trajera balatas indestructibles, a la altura de la torre de rectoría de la UAEH, la combi venía cual autobús, con gente parada, mejor dicho, inclinada ya que la altura no era mucha y todavía subiendo más pasaje, llegué a contar dentro de ese espacio a 25 personas (es verdad) completamente “apretujadas”, como era de esperarse ante tal “calidad” de manejo, cerca de la glorieta de las 24 horas, un cierre temerario provocó que nuestro “ducho” conductor, intercambiara lo más florido de su lenguaje con ¿adivine quién? un taxista que había osado meterse en su camino, aquello terminó en mentadas de madre y cada quien siguió su rumbo; llegué a mi destino, pagué mis 9 pesos correspondientes y después de que cuatro personas tuvieron que bajar para que yo pudiera salir, el transporte colectivo de un arrancón continuó su viaje.
La anterior pareciera un historia típica de una buena novela citadina, sin embargo, es para muchos el día a día que se vive en las calles de Pachuca.
Por lo anterior y cuando leo la declaración contundente del mandamás de la SEMOT, Don Pepe Guevara, de que va con todo y contra todos los que atenten contra la buena movilidad de la entidad, no puedo más que expresar mi gusto por lo que se busca, pero al mismo tiempo mi duda de que suceda.
La labor por hacer es más que titánica si se quiere erradicar de tajo el mal que aqueja a nuestro sistema de transporte, el trabajo además de coordinado debería ser obligado para los responsables de controlar a aquellos que nos prestan este servicio.
Así que con la presentación de la iniciativa para la nueva ley de movilidad que dicho sea de paso no es algo al vapor, ya que casi se llevó un año en su conformación (los foros para escuchar a todos los que quisieron opinar empezaron desde noviembre del 2017), queda de manifiesto el interés de empezar a cambiar el rumbo de este barco.
La ley contempla además de retomar lo sugerido por Don Eleazar, anterior alcalde de Pachuca, que es el uso de ciclo vías, colocarnos a usted y a mi, es decir al peatón, como centro de todo, lo cual es lo más lógico, la movilidad gira en torno de aquellos que transitamos por calles y avenidas de cada ciudad de Hidalgo.
Aunado a (y aquí lo innovador) implementar el uso de la tecnología a través de plataformas digitales por lo menos para el servicio de taxis, lo cual no es nada nuevo ya que Cabify y Uber llevan años haciéndolo, pero la sugerencia de que se haga desde el transporte concesionado es sin duda una propuesta que bien podría llevar la movilidad a un siguiente nivel, ya que además de mejorar el servicio, las plataformas desarrolladas en sí, serían el medio ideal para monitorear en tiempo real cómo se estaría prestando el mismo.
Serviría esto último para que la Secretaría o quien se encargue de coordinar y vigilar lo que ahí suceda, reconociera lo que por lo menos hoy en día es una triste realidad, y me refiero al pésimo trato que se nos da a nosotros como ciudadanos, cuando usamos el colectivo o el taxi.
No es que todos estén mal, pero cuando la gran mayoría de los que aquí vivimos dice que las cosas no van bien, es menester comenzar a hacer algo al respecto.
El Secretario al menos con esta iniciativa y al mencionar que ningún prestador externo a Hidalgo podrá entrar a trabajar en estas tierras, calmó las ansias de los permisionarios del transporte público que para los que saben, son pocos y tienen en sus manos docenas (varios se atreven a decir que cientos) de unidades que les reportan muy jugosas ganancias diarias, y ya dijeron que trabajarán bien contentotes por construir una mejor manera de operar.
Son mas de 10 mil taxis los que circulan de a diario en este nuestro Estado, otras tantas son las combis de ruta que también lo hacen, de aprobarse esta ley, las cosas podrían (y solo digo que podrían) empezar a enderezarse en este tan corrompido y mal manejado mundo del transporte.
Que pase un excelente fin.