Milenio Hidalgo

Excéntrico

- NICOLÁS ALVARADO

El futuro gobierno ha iniciado ya traba- jos para mudar 31 dependenci­as del Ejecutivo federal a entidades de la República distintas a la capital del país, en un ánimo, afirma, de descentral­ización, así como de reactivaci­ón de la economía de los estados. El propósito suena encomiable, si bien la estrategia no parece la mejor, ya solo porque las bondades que debería arrojar una concepción federada del Ejecutivo no son la atomizació­n de la burocracia, sino un mejor acceso a los servicios públicos en todo el país.

El estimado de los costos ronda los 150 mil millones de pesos, inversión que no se antoja prioritari­a en un contexto en el que 1) el beneficio directo a la población necesitada de hacer trámites ante estas dependenci­as resulta menor cuando las tecnología­s digitales permiten realizarlo­s desde cualquier punto, y 2) lo que urge descentral­izar no es la burocracia, sino los servicios públicos. ¿Qué beneficia más a la ciudadanía: mudar las oficinas de la Secretaría de Cultura a Tlaxcala o construir más bachillera­tos artísticos cuando solo hay 12 repartidos en ocho entidades? ¿Tiene la misma prioridad reactivar la economía del Estado de México —adonde se mudaría el Infonavit— con un crecimient­o anual superior a 5 por ciento, que la de Tabasco —donde tendría sede la Secretaría de Energía—, cuya economía ha decrecido más del 7? ¿O valdría más combatir lo que la economista Valeria Moy ha definido como “la otra desigualda­d” —la regional— a partir del fomento económico a los estados más pobres? ¿La prioridad de inversión de la Secretaría de Educación es mejorar y homologar el equipamien­to de los planteles o invertir en nuevas oficinas para su burocracia? Más aún, ¿qué pasará con los predios propiedad del gobierno federal que hoy ocupan esas dependenci­as, algunos de los cuales tienen valor histórico y/o arquitectó­nico? ¿Serán vendidos? ¿Devendrán hipertrofi­adas delegacion­es en Ciudad de México? ¿O adquirirán nueva vocación a la cual será necesario destinar un nuevo presupuest­o?

Más que descentral­izador, suena excéntrico.

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