Los tiempos han cambiado, pero la tv no se da cuenta
Ya comentábamos hace unos cuantos días qué tanto nos llamó la atención que, en esta época de absoluto cambio en nuestro país y el mundo, tanto Televisa como Tv Azteca hayan decidido regresar, en muchos casos, a los esquemas que en los 90 y principios de los 2000 les dio más éxito. Lo están haciendo, pero ahora se están dando cuenta de otra cosa, no solo el público, sino los participantes y personajes que son materia de estos programas han cambiado por completo.
Hoy vivimos bajo una profunda y distorsionada noción de lo que es políticamente correcto. Estamos imitando esquemas de otros lados sin darnos cuenta de nuestra idiosincrasia y cómo es distinta. Pero en particular los más jóvenes, que hoy pueden ser integrantes de La Academia o motivo de conversación en intrusos, tienen muchas más herramientas para tratar de defenderse o desquitarse, depende del caso. Y eso altera toda la dinámica.
Por supuesto que los jefes están al tanto de lo que pasa en las redes sociales y el internet, sobre todo cuando sus programas estrella están al aire. Hasta hace poco un tanto de ruido por decir algo considerado inadecuado era considerado como un asunto bueno. Lo era antes del Internet, porque solo provocaba controversia y rating. Pero ahora pasan dos cosas. La gente puede hacer campañas extraordinariamente bien organizadas para asustar a los anunciantes contra una persona o programa o simplemente crear la ilusión de que las cosas no están saliendo bien por ello.
Como no soy ejecutivo y sí una persona muy falible a quien se le han salido cosas impropias al aire y ha tenido que pagar el precio tuitero por ello, me queda muy claro que a veces las cosas no son como parecen. Me encanta que alguien pueda iniciar una campaña en Change.org para defender un programa de radio como el de Sergio Zurita, aunque llegue a decir cosas con las que esté en total desacuerdo. Me choca que la gente se quede sin trabajo por hacer lo que ha hecho toda la vida, con la más mínima diferencia de que ahora se hace una avalancha que llega directo a oídos de quien decide a dónde va el dinero y quién se queda. Lo cierto es que en muchas ocasiones puede ser un fenómeno completamente natural o también tres inadaptados en un rincón de la escuela armando un santo drama (y creando miles de cuentas falsas) solo porque algo no les pareció.
Otra cosa es la falta de tolerancia a la dificultad y la crítica que muchos de los más jóvenes tienen actualmente. Como la chica en La academia que quiere que todos “destruyan” a Horacio Villalobos por lo que él en su calidad de juez dijo. Horacio y quien les escribe no podríamos ser más lejanos, pero siempre he respetado su capacidad de crítica y agallas para decir lo que cree. ¿Quieren estar en La academia? Pues de eso se trata señores. Agárrense, porque, sí la tv toma decisiones con base a las redes sociales es que ya no entendieron nada de lo que está pasando.
Otro caso interesante tiene que ver con Martha Figueroa en Intrusos, quien dio una nota sobre Michelle Vieth y su hija y al día siguiente ofreció una disculpa por ello. Si alguien conoce el infierno de la crítica televisiva, de ambos lados, es Martha, así que quiero creer que la disculpa fue por los motivos correctos. De hecho, yo sí lo puedo creer, pero la gente en general, el público que no ha pasado los últimos 25 años viendo cómo se infla esta burbuja, definitivamente ha cambiado y es mucho más incrédulo. Muchos creen que los movimientos se generan solo desde el teclado de su teléfono y cuando decidieron que algo les gusta o no, los argumentos no van a cambiar nada.
Así que ni modo. Si no se nos están ocurriendo mejores contenidos para la televisión que los que teníamos hace 20 años, el público tendrá que aprender a vivir con ellos o haciendo cambios a la antigüita: NO viéndolos. Y sí claro, opinando lo que quieran. Pero otras cosas, nos pueden acercar mucho a un atentado contra la libertad de expresión. Y la verdad, ¿en serio quieren abrir un Change.org para que nos digan qué “averiguó el Mossad sobre la mamá de Luis Miguel? ¿O que corran a cierto conductor de Hoy, porque no les gusta su tono de voz? Ahora tomen todo esto, y aplíquenlo a la política, el deporte o cualquier cosa que sea importante para ustedes y que todos compartimos. Verán cómo podríamos estar hablando de lo mismo.