Milenio Hidalgo

La desgracia en Dengantzha

- Policías y rescatista­s ayudaron a pobladores a buscar a víctimas.

y zozobra. Un hombre reparte café. Las luces de la ambulancia iluminan el lugar.

El cerro está partido en dos partes, es el acceso la mina. Aquí los pobladores de Dengantzha extraen el mármol para su venta.

Cuatro policías estatales salen de la abertura del cerro, llevan dos perros. Los uniformado­s dicen que los perros detectan cuerpos cerca de donde extrajeron los primeros cadáveres.

El subsecreta­rio de Protección Civil estatal sirve de guía hacia el interior de la mina. Informa sobre los hechos: cinco personas sepultadas por el desgajamie­nto de una parte del cerro, se extrajo tres cadáveres de los escombros y aún hay dos personas sepultadas.

Dice que tres personas salvaron la vida al correr en el momento del desgajamie­nto, que uno de los cadáveres fue extraído en pedazos y que la mina no pertenecía a una empresa, que la trabajaban los pobladores de Dengantzha.

En la mina, donde fue el derrumbe la escena es la siguiente: en el fondo un hombre con un rotomartil­lo trata de partir una enorme roca, a su lado otro hombre sostiene el cable del rotomartil­lo.

A unos pasos de ambos hay siete hombres más removiendo las piedras con las manos, uno de ellos pica las rocas con una barreta.

La abertura de la mina es enorme, es el cerro partido en dos partes. Sobre las paredes de piedra hay grietas y riesgo de otro desgajamie­nto. En lo alto hay tres reflectore­s que iluminan el lugar. Varias personas observan desde arriba.

El subsecreta­rio de Protección Civil estatal cree que los trabajador­es usaron dinamita y de ahí el desgajamie­nto de las rocas y la desgracia.

El sonido del rotomartil­lo es una constante, hay voces, piden agua, un grupo de personas en la mina observa a los trabajador­es en las labores. Hay tensión y dos personas sepultadas aún debajo de las piedras.

Hay que salir de la mina, aún hay riesgo, pero los trabajador­es continúan con las labores de rescate.

Afuera siguen los hombres, la angustia se ha instalado en sus rostros. Esperan.

Es cerca de la medianoche y hay que bajar de lo alto del cerro. Varias personas suben a una camioneta y emprenden el camino de regreso al pueblo.

En el trayecto, en medio de la oscuridad, un hombre de sombrero se sincera. Sentado en la batea de la camioneta dice que no hay alguien que esté guiando los trabajos de rescate, que efectivame­nte llegó personal del gobierno pero fueron los trabajador­es de la mina quienes rescataron los tres cadáveres, sin embargo reconoce que los perros de la policía estatal fueron de gran ayuda.

La camioneta va levantando más personas en el camino de bajada hasta sumar 15 en la batea. Se detiene antes de llegar al pueblo, el resto del trayecto hay que hacerlo a pie.

En el camino un hombre bajito con una lámpara en la frente dice que entre los escombros quedaron un camión de volteo y una retroexcav­adora, que hay la esperanza de las dos personas que faltan por rescatar sigan con vida.

Cuenta que una las personas que perdió la vida era un pastor, una persona ya grande que pastoreaba sus chivas en el cerro.

De regreso al pueblo las personas siguen con el lazo deteniendo el paso de los automóvile­s. Más adelante, sobre la banqueta hay un hombre y una mujer observando a quienes detienen los autos.

Son Evaristo Vázquez Reyes y su esposa Isidora Granados Pérez, ambos adultos mayores.

Don Evaristo dice que el pastor que perdió la vida en la mina era su hermano, que se llamaba Julián, que tenía 72 años, que diario pastoreaba sus cabras, que eran 40, que estaba en lo alto de cerro con su nieto, un niño que pasó a sexto de primaria quien salvó la vida.

Su esposa dice que a don Julián fue el primero que rescataron de la mina. Don Evaristo interviene y dice que dos metros más y su hermano se habría salvado.

Don Evaristo, un hombre moreno y bajito, no sabe si a su hermano lo llamaron los trabajador­es o por qué estaba en la mina, lo que sí sabe es que siempre que los mineros lo invitaban a comer nunca decía que no.

Media noche, los trabajos continúan en la mina. Seis horas más tarde rescatarán a un cuarto cadáver. La desgracia se pasea en la mina, por el cerro, en los ejidos de Dengantzha. Las labores de rescate durante el viernes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico