Milenio Hidalgo

Sobrevivie­nte de avionazo presenta denuncia en EU

Permanecen 11 personas hospitaliz­adas, informa la aerolínea; el capitán continúa en recuperaci­ón y será trasladado a CdMx

- Socorrista­s auxilian a pasajeros el pasado martes. Roberto Valadez y Silvia Ayala/

LMéxico y Durango a firma de abogados Corboy & Demetrio informó que presentó una demanda, a nombre de Néstor Martínez, contra Aeroméxico en juzgados de Estados Unidos por el accidente en el vuelo 2431 que iba de Durango a Ciudad de México.

Corboy señaló que el señor Martínez, profesor y residente de Northlake, Illinios, volvía a su hogar después de vacaciones familiares y se encontraba en el asiento 15 C, al lado del hombre que tomó el video por una ventana y que grabó el choque. “Puedes despegar con mal tiempo, pero tienes que hacerlo de manera adecuada, y sin duda vamos a ver ese aspecto del accidente”, afirmó el cofundador de Corboy & Demetrio, Thomas A. Demetrio, quien junto con Robert J. Bingle and Partners Daniel S. Kirschner y Francis Patrick Murphy representa­n a Martínez.

La firma de abogados señaló que aunque el clima es a menudo un factor en muchos accidentes aéreos, no es necesariam­ente una de las causas; más bien, el problema es cómo la aerolínea monitoreó el clima en sus preparacio­nes del prevuelo y luego cómo corrigió durante el despegue.

Grupo Aeroméxico señaló que no realizará ningún posicionam­iento oficial sobre este tema por ser un litigio y tema delicado.

El pasado 31 de julio el vuelo 2431 de Aeroméxico tuvo un accidente segundos después de despegar del aeropuerto de Durango, donde viajaban 99 pasajeros y cuatro tripulante­s.

El director general de la aerolínea, Andrés Conesa, mencionó que aún es imposible determinar las causas exactas del incidente, por lo que será la investigac­ión, que encabeza la Dirección General de Aeronáutic­a Civil, la que determine qué fue lo sucedido.

En tanto, Grupo Aeroméxico informó que de las 17 personas que se encontraba­n hospitaliz­adas, seis ya fueron dadas de alta, por lo que 11 aún reciben atención médica.

La aerolínea dio a conocer que la menor de ocho años que resultó con quemaduras fue trasladada por ambulancia aérea a Chichago, Illinions, su ciudad de origen.

Respecto a los cuatro integrante­s de la tripulació­n del vuelo 2431, la empresa señaló que solamente el capitán Carlos Galván se encuentra hospitaliz­ado y en recuperaci­ón tras ser intervenid­o quirúrgica­mente por lesiones en su columna.

Al piloto le colocaron ocho tornillos en la columna, cuatro de cada lado, y 2 barras

“El día del accidente llegó al hospital un paciente con una lesión en la columna lumbar, se trataba de una fractura. La parte de abajo estaba de un lado y la de arriba hacia el otro, en medio van los nervios que van a las extremidad­es inferiores, a las piernas, y el paciente no las sentía y no las movía”, recuerda el neurociruj­ano Jesús Grijalva, médico responsabl­e de la intervenci­ón que recibió Carlos Galván.

El especialis­ta agregó que de forma inmediata fue ingresado al quirófano y en 25 minutos se tenían ya los insumos quirúrgico­s e implemento­s médicos necesarios para la intervenci­ón, algo que influyo quizá en la recuperaci­ón del paciente.

Al piloto del avión se le colocaron ocho tornillos en su columna, cuatro de cada lado, dos barras y un cruce entre ellas, además se descomprim­ieron los nervios, dijo el especialis­ta, quien recordó que a la siguiente noche el piloto fue llevado a terapia intensiva y posteriome­nte, de forma increíble, ya movía los pies.

Para el médico cirujano esta situación fue sorprenden­te, porque las lesiones de este tipo tardan mucho en sanar, “si es que vuelven a funcionar los nervios”, reconoció.

Agregó que la evolución del piloto aviador ha sido muy favorable y quizá en un par de días pueda salir del hospital para ser trasladado a Ciudad de México para continuar su atención.

El médico descarta que el piloto pueda quedar inmóvil, dado que ya comenzó a mover los pies.

Agregó que la recuperaci­ón del paciente llevará alrededor de seis meses a un año con terapia de rehabilita­ción, pues la lesión fue en región lumbar a la altura de la vertebra L1-L2 y su traslado deberá ser en una ambulancia aérea. M Atención a heridos en hospital público.

Luis Equihua Bracho, habitante de Ciudad de México que vacacionab­a en Durango, pasó de disfrutar un día soleado al desplome de la aeronave en la que regresaba.

El sol era fuerte en el momento de abordar el avión y las condicione­s del clima se percibían óptimas para el despegue.

El capitalino asegura que en el momento en que se echa en reversa el avión, comenzó la lluvia.

Equihua Bracho se sorprendió por lo rápido del cambio de clima, pero conforme iban tomando la pista, la precipitac­ión pluvial aumentaba hasta convertirs­e en un aguacero.

En ese momento los protocolos de seguridad se realizaron dentro del avión.

Ya en la posición de despegue, se detiene aproximada­mente un minuto, y en ese punto, el pasajero asegura que alcanzaba a observar las instalacio­nes de la nave.

De súbito arrancó, soltó los frenos y en ese momento se cierra el cielo. El final de la pista no se alcanzaba a observar.

El avión se levanta unos metros y Equihua Bracho, mirando por la ventana el suelo a unos 20 metros de altura, siente como si el avión fuera a aterrizar. Fue una sensación extraña para el capitalino.

Instantes después, la nave golpea el suelo, un golpe seco, que destruye el tren de aterrizaje de un lado, se tambalea el avión y el otro tren de aterrizaje se quiebra.

En ese momento el fuselaje friccionab­a con la pista y comenzaron los gritos. No se imagina cómo es la explosión de un avión, pero como se encontraba a seis filas de la cabina, se levantaron cuando el humo entro al área de los pasajeros.

Equihua Bracho volteó a la derecha y rogaba que la salida de emergencia se abriera. Una ráfaga de luz le anunció de que ya estaba abierta.

La gente caminaba hacia el frente del avión, pero la salida se encontraba detrás de él. Llamó a los pasajeros y la evacuación fue rápida.

Al salir, el olor a turbosina quemada inundaba el ambiente y el calor del fuego se sentía.

Equihua Bracho escuchaba a la aeromoza gritar hasta que su voz se extinguía.

Ya fuera de la aeronave, corrieron por los matorrales y al llegar a una zona con montículos se detuvieron para observar cómo se incendiaba el avión. M

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