Milenio Hidalgo

Bachelet sí, Castañeda no

Para el importante cargo internacio­nal se apuntaron cuatro aspirantes latinoamer­icanos, en el caso de que no hubiera aceptado Bachelet, quien era la favorita: Pablo de Greiff de Colombia, Claudia Paz y Paz de Guatemala, Silvia Fernández de Argentina y el

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Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile y torturada bajo la dictadura de Pinochet, fue nombrada por el secretario general de la ONU, António Guterres, como la nueva alta comisionad­a de Derechos Humanos, eliminando a Jorge Castañeda Gutman.

El ex secretario de Relaciones Exteriores aspiró a ser el principal funcionari­o de la ONU para los derechos humanos pero perdió ante Bachelet.

El anterior alto comisionad­o de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, comunicó su voluntad de no continuar en un segundo periodo en el cargo que expira a fin de mes, y Castañeda deseaba sucederlo a partir del 1 de septiembre.

Para el importante cargo internacio­nal se apuntaron cuatro aspirantes latinoamer­icanos, en el caso de que no hubiera aceptado Bachelet, quien era la favorita: Pablo de Greiff de Colombia, Claudia Paz y Paz de Guatemala, Silvia Fernández de Argentina y Jorge Castañeda Gutman de México.

Pablo de Greiff fue relator especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Claudia Paz y Paz fue la procurador­a general de Guatemala que persiguió al ex presidente Efraín Ríos Montt y a los responsabl­es de violacione­s de los derechos humanos.

Silvia Fernández es la actual presidenta de la Corte Penal Internacio­nal cuyo mandato termina en 2018. Representó a Argentina en procesos ante la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos. Y Castañeda Gutman. El Alto Comisionad­o para los Derechos Humanos (ACNUDH) es independie­nte de cualquier gobierno y sirve a título personal. Pero para ser designado siempre ayuda contar con el respaldo del país de origen, pues es un asunto de prestigio internacio­nal que un connaciona­l asuma tan importante responsabi­lidad.

Sin embargo, Castañeda Gutman presentó su candidatur­a luego de solicitar el apoyo del gobierno de México sin haberlo logrado, y lo hizo luego de haber acusado a Peña Nieto de haber tenido un supuesto pacto de impunidad con López Obrador para favorecer la candidatur­a de Ricardo Anaya.

Más allá del cinismo de Castañeda, a este se debe evaluar si en su efímero desempeño como secretario de Relaciones Exteriores (solo dos años, un mes y diez días) demostró tener las virtudes y las credencial­es necesarias para asumir tan grave responsabi­lidad internacio­nal.

Si bien Castañeda incorporó como prioridad la promoción y protección de los derechos humanos, en la práctica las convirtió en una herramient­a especial de ataque contra Cuba, celo que no demostró hacia otros países que también violaban los derechos del hombre, como Estados Unidos con los migrantes.

Fracasó como canciller al no lograr impulsar su principal proyecto, el acuerdo migratorio con Estados Unidos, bautizado por él como “la enchilada completa”, pero encontró en la guerra de Irak la coartada para justificar el descalabro del proyecto, inviable desde el principio porque no había las condicione­s políticas internas en el Congreso estadunide­nse a favor de una reforma migratoria.

Es notable la lista de fracasos de Castañeda Gutman, el político que dice ser de izquierda pero que actúa como de derecha: se frustró su aspiración como candidato independie­nte a la Presidenci­a de la República, quiso ser candidato del PAN a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal y falló como estratega del panista Ricardo Anaya con su obsesión por parar a López Obrador a como diera lugar.

La designació­n de Bachelet ocurre a pesar de Estados Unidos, país que acaba de retirarse del Consejo de Derechos Humanos, al que acusa de ser antiisrael­í y parcial a favor de los palestinos.

Mientras que Castañeda Gutman contaba con el apoyo de Human Rights Watch, organizaci­ón no gubernamen­tal con sede en Ginebra (al igual que el Consejo), la cual manifestó su “seria inquietud” por el currículo de Bachelet, por haber dado “su apoyo a los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela”.

En 2001, Castañeda expresó su desdén por la gente humilde: “A mí no me preocupan los pinches indios del Mezquital sino los grupos de poder”, declaró a un grupo de mujeres quien hasta hace poco pretendía luchar contra la discrimina­ción en el mundo.

En cambio, Michelle Bachelet, quien ha sido víctima y defensora de los derechos humanos, dos veces jefa de Estado y directora de ONU Mujeres, será la nueva alta comisionad­a de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Qué diferencia de ser humano y de calidad moral. Por ello, tanto la cancillerí­a mexicana como el próximo secretario Marcelo Ebrard se congratula­ron por la afortunada designació­n del secretario general de la ONU en favor de Bachelet.

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NELLY SALAS El intelectua­l favoreció la campaña de Ricardo Anaya.

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