La doctora Ilustración y noticia
Gil ofrece unas tabletas de la maldad, el talento, el oficio de la prosa de Monsiváis, mostrada en este libro publicado por Malpaso y con un prólogo de Rafael Barajas, El Fisgón
Gil cerraba la semana hecho polvo. Las partículas de su ser, despilfarradas en naderías, se consolidaron y Gamés logró un cuerpo humano que caminaba sobre la duela de cedro blanco. Así llegó a la mesa de novedades. En la cúpula de ese templo estaba este libro: El consultorio de la Doctora Ilustración (Ph. D.) de Carlos Monsiváis, publicado por Malpaso y con un prólogo de Rafael Barajas, El Fisgón.
La petite histoire: en La Cultura en México, suplemento de la revista Siempre!, que dirigía Monsiváis, se publicaba una sección: “Por mi madre, bohemios!”, una colección de extractos de declaraciones ridículas, obsecuentes, absurdas de políticos, sacerdotes, actores, actrices y en fon de la vida pública mexicana, siempre con un título o una cabeza de manos de su autor anónimo: Carlos Monsiváis, un cabeceador incomparable, simplemente genial. Dentro de esa sección había siempre un apartado: el consultorio de la doctora Ilustración. Cientos de hombres y mujeres le escribían a la doctora para pedirle ayuda y ella, inteligente terapeuta cósmica, les respondía y daba consejos. Se trataba de parodias, pastiches, burlas y veras, de una prosa original que buscaba a sus presas entre los esnobs, las fanfarronas, los soberbios de la vida cultural para exhibirlos. En el pequeño mundo de la cultura mexicana de esos años, la doctora era siempre una novedad semanal. Gil ofrece unas tabletas de la maldad, el talento, el oficio de la prosa de Monsiváis.
Querida Doctora Ilustración:
Desde hace meses que ronda, tan hamletiana como cartesiana, una duda producto de la intuición. Al principio pensé rechazarla (la intuición, erlebnis en la jerga filosófica) pero luego, suprimidos los escrúpulos del chovinismo (también se escribe chauvinismo), decidí llevar esta vacilación a sus últimas consecuencias. La duda es la siguiente (y que no se me acuse de nacionalista): la famosa expresión acuñada por la sáfica escritora Gertrude Stein “una rosa es una rosa es una rosa” ¿deriva del dicho popular mexicano “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”? Firmado: Inseguro
Estimado Inseguro:
Su perspicacia tanto como su sano sentido nacionalista describen una personalidad amable y sólida. Enhorabuena. Por supuesto, usted tiene razón. En rigor, el refrán es solo una condensación de un célebre poema náhuatl (“Un llanto es como muchas lágrimas”) que a continuación reproduzco (en mi versión inspirada en una traducción al checo): Oh amigos, oh amigas, Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Nos hemos quedado solos, Desterrados, limosneros de nuestra propia caridad. Lloremos pero con lágrimas Derramemos lágrimas para acompañar el llanto.
Las flores se han ido, las casas se han ido,
los cerros se han ido, los perros se han ido, nosotros mismos nos hemos ido. ¿Quién queda para llorar? Llorad compañeros por la crisis de dolientes.
Como usted ve, querido Inseguro, el principio de identidad es una dádiva de México al mundo. Doctora Ilustración (Ph. D.) Sí, los viernes Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras se acerca el mesero con la charola, Gamés pondrá a circular la frase de Coleridge por el mantel tan blanco: No hay espíritu perfectamente conformado si le falta sentido del humor.
Noticia
Gil informa: a partir del lunes que entra, esta página del directorio migrará como las aves. Mjuu. Trancuilos, nada pasa, no empiecen los rumores y las murmuraciones. Esta columna viajará a la página del fondo, al final de su diario MILENIO: Uno hasta el fondo. ¿Cómo la ven? Dicho esto sin la menor intención de un albur de fondo y fonda.
Gamés siente tristeza, teme a la lejanía de sus amiguis. Adiós, Carlos, Héctor, Diego, Leopoldo, Joaquín, Nicolás, Julio, Juan Pablo, Braulio y todos y todas. Con un pañuelo blanco Gamés se despide en el andén de la página 23 o 25, antes de “Negocios”. Ahora mal sin bien: Gilga le propone a los lectores que de hoy en adelante empiecen la lectura de su periódico
MILENIO de atrás para adelante. ¿Egoísmo? ¿Abuso? ¿Quinta transformación? Gamés los espera allá atrás, gran página. Por cierto, les asegura grandes revelaciones. Au revoir.