Con el AICM, ¿ya andamos maduros para decidir?
Años son ya que se viene hablando del famoso nuevo aeropuerto, al menos desde dos sexenios atrás, hoy con nuestro nuevo presidente y dado que fue un tema reiterativo cuando anduvo de campaña, lo ha vuelto a retomar y la cosa va en serio.
En un principio tajante mencionó que cancelaría el susodicho proyecto, después que siempre no, que consultaría a expertos, para finalmente terminar en decirnos en esta semana que la decisión final se hará a través una consulta ciudadana.
Consulta que a grosso modo nos preguntará qué queremos, si detonar la base de Santa Lucía (que actualmente pertenece al ejercito mexicano) con un par de pistas nuevas, lo que la llevaría a tener 3 y elevaría a 5 pistas para la CDMX si consideramos las dos actuales del Benito Juárez, o, por otro lado, seguir “dándole” a la construcción que va en curso allá en Texcoco.
La cosa no es simple, en su momento si lo recuerda, la mejor opción (que sigue siendo dicho por expertos), es haber iniciado el nuevo aeropuerto acá en Hidalgo, técnicamente resultaba lo ideal, pero ya sabe que cuando se habla de política, lo que menos importa es el deber ser, sino lo que “más conviene” a los intereses de los que tienen el poder en turno.
Terminó pues siendo construido casi casi al lado del actual, lo que en la realidad presenta más desventajas que ventajas, pero ya se esta construyendo, ya se invirtieron varios miles de millones y hay muchos miles de millones en juego más, por no contarle el incremento que ya dijeron que tendrá y el retraso que se dará en el inicio de sus operaciones, algo común y hasta normal en nuestro mundo mexicano.
Déjeme le digo que la idea de Obrador de hacerlo en Santa Lucía, sería más barata y más rápida de lo que terminaría costando lo ya proyectado con el nuevo AICM, así que descabellado, descabellado no esta, más si consideramos que la actual pista de Santa Lucía después del aeropuerto de Benito Juárez, es de las más largas del país y es la más ancha del territorio nacional, en otras palabras, funcional está para dar servicio comercial; a título personal el problema estaría en todo el desarrollo de infraestructura de carretera que se tendría que dar, por que por allá en esa zona de Ecatepec-Indios Verdes, la cosa se pone de siempre intransitable.
AMLO con todo esto, quiere primero hacer un estudio hecho por “expertos”, para que digan que es lo que más conviene, de ahí hacer algo así como una ficha técnica, y ya con ella entonces si lanzar una gran consulta popular para que sea el “pueblo” como el dijo, quien decida.
Una consulta popular permite la participación de la ciudadanía en un proceso para tomar alguna decisión, de acuerdo con la ley, este mecanismo permite a los de a pie, expresar su opinión respecto de algún tema de gran relevancia para nuestro país mediante la emisión de un voto.
Su importancia radica en que el voto que recaba la opinión de la gente, se puede usar por parte del ejecutivo y el legislativo para tomar un determinado curso de acción, en otras palabras, es escuchar al pueblo y hacer lo que éste decida, para eso al menos el 40% de los que estén en la lista de votación tendrían que haberlo hecho, para que los resultados puedan ser tomados en cuenta.
Y aquí es donde subyace la pregunta de que, si en México ¿Estamos preparados primero para votar, y luego para ser tomados en cuenta con los resultados de lo que se votó? ¿Estaremos conscientes de lo que se juega si es que nos preguntan a donde queremos el aeropuerto?
Peor aún, la Suprema Corte que sería la última instancia que daría el visto bueno a la famosa consulta, ¿Tendría la capacidad pare revisar bien lo que se nos preguntaría? ¿Tendría el buen juicio para impedir que lo que se nos pregunte no sea tendencioso, o con juicios de valor que nos lleve a dar respuestas positivas o negativas? Baste recordar lo que se hizo en este periodo de Enriquito con lo del famoso mando único ¿Lo recuerda? Nada más falso, manipulado y tendencioso que aquella encuesta que se aplicó.
¿Qué o quién nos asegura que todo esto no pasará? La respuesta es nadie, tendríamos que confiar en nuestra autoridad y sobre todo confiar en el buen juicio del mexicano y ahí yo creo que no.
No mi estimado Don Peje, el mexicano común, el de clase media baja y pobre, el que es mayoría en este país, no es inteligente, no es sabio y en casi su gran totalidad nunca se ha subido a un avión para efectuar un viaje, yo no confiaría en su respuesta, no creo que este preparado para tomar una decisión de esta envergadura; deben ser los que saben, los expertos, los que entienden el impacto y las consecuencias de Santa Lucía o Texcoco, los que la final determinen qué es lo indicado, caso contrario se corre el riesgo de caer en uno populismo desmedido, que termine solamente por darle más adeptos al mandamás de MORENA y dejar en el tintero lo que realmente debe ser hecho para sacar adelante a México.
Que pase un excelente fin.