Confianza: clave para cooperación México-EU
A solo tres meses y medio de tomar posesión el próximo gobierno mexicano, ambos países han convenido decisiones que compromenten a la administración entrante
En Washington Jesús Seade acompañó a los secretarios Ildefonso Guajardo y Luis Videgaray para continuar las negociaciones del TLCAN con el representante comercial.
En Chicago, Alberto Elías Beltrán, encargado del despacho de la Procuraduría General de la República, estuvo en una reunión con la agencia antinarcóticos DEA, acompañado de autoridades de la Defensa y de la Marina, pero sin la representación del próximo gobierno.
Tanto el libre comercio como la lucha contra el crimen organizado entre México y Estados Unidos son temas fundamentales que trascienden el próximo 1 de diciembre, de ahí que sorprenda la ausencia en Chicago del equipo de transición.
El objetivo común es trabajar para que la frontera común sea segura, impida el tráfico de drogas y de armas, pero al mismo tiempo permita el cruce legal de personas y de bienes, necesarios para impulsar la economía.
Aunque los dos asuntos son de magnitud distinta, finalmente se trata de compromisos internacionales que contrae el Estado mexicano.
Tal es el caso de la creación, anunciada el 15 de agosto por la PGR y la DEA, de un grupo especializado con agentes de ambos países para combatir desde Chicago a los cárteles del narco mexicanos y a las pandillas de esta ciudad.
La decisión compromete al próximo gobierno mexicano, que al parecer no fue consultado, a solo tres meses y medio de tomar posesión, justo cuando se encuentra trabajando en una nueva estrategia para enfrentar el desastre en inseguridad y violencia que hereda de los pasados gobiernos, tal como lo denunció Alfonso Durazo, próximo secretario de Seguridad Pública federal.
Seguir con la misma receta fallida de Felipe Calderón a la fecha sería un error. Nuestro país pasa por uno de sus peores momentos de violencia.
El gobierno de Enrique Peña Nieto cerrará el sexenio con más asesinatos en dos décadas. Hasta enero hubo cerca de 100 mil investigaciones por homicidio, y cuando termine el año, probablemente superará las 102 mil registradas en la administración de Calderón.
Sin duda, la cooperación en materia de seguridad con Estados Unidos debe fortalecerse, pero hay que hacerlo tomando en cuenta las prioridades de México:
No puede haber seguridad sustentable sin desarrollo. Queremos becarios y no sicarios, como dijo Andrés Manuel López Obrador.
Fortalecer a nuestros cuerpos de seguridad para que sean más capaces, eficientes y honrados, generar inteligencia nacional, consignar a los delincuentes y asegurar sus bienes.
Revisar los programas bilaterales de cooperación para decidir si se conservan, se modifican o se crean nuevos, antes de enviar agentes de la PGR a Chicago, cuando no cumplen cabalmente su labor en México.
Según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, tres urbes de las 50 ciudades más violentas del mundo son mexicanas: Los Cabos, Acapulco y Tijuana. En cambio, Chicago ni siquiera aparece en la lista, mientras que sí figuran Saint Louis y Baltimore.
Entonces, la pregunta es por qué México envía policías mexicanos a Chicago.
La repuesta podría ser: para satisfacer la petición de la DEA, que detectó que Chicago se ha convertido en el principal centro de distribución de heroína mexicana, donde opera el grupo criminal Guerreros Unidos (GU). El agente especial de la agencia en Chicago, Brian M. McKnight, dijo que la iniciativa fortalecerá el intercambio de información entre autoridades de EU y México, con el fin de capturar a líderes del narcotráfico y desmantelar los cárteles mexicanos en ambos países.
Además, la DEA encontró una conexión de los líderes del grupo criminal GU, residentes en Chicago, con la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala, el 26 de septiembre de 2014.
Según el diario Chicago Tribune, la DEA en 2014 obtuvo información de esta relación desde que intervino los teléfonos de los capos de GU, en esa ciudad estadunidense.
Y aunque la PGR habría solicitado en 2015 información sobre el caso, la DEA no respondió hasta noviembre del 2017 con solo una parte de las transcripciones, y luego otra parte en febrero de 2018. Es decir, la agencia se tardó más de tres años en contestar la petición de la Procuraduría y lo hizo por etapas.
El anterior ocultamiento, dosificación o retraso en la entrega de información por parte de la DEA sugiere una aparente estrategia de presión para obligar la cooperación de la PGR, con el envío por primera vez de policías mexicanos a EU.
México y Estados Unidos estamos condenados a colaborar para proteger nuestra seguridad nacional, compartimos una larga frontera común, pero cooperemos sin juegos de poder ni presiones.
Con el cambio de administración, surge la oportunidad de iniciar una nueva etapa de cooperación total, franca y oportuna por el bien de los dos países.
El nuevo gobierno mexicano y el de Estados Unidos tienen que poner de su parte para construir la confianza recíproca, indispensable para lograr la plena cooperación en seguridad.