De nuevo, revisar el proceso electoral
La autoridad todavía festeja el éxito de las elecciones. Y es cierto, la jornada del 1 de julio posibilitó una transición presidencial tranquila y sin sombra de dudas.
Pero en medio de tanta fiesta hay zonas de fracaso que prenden auténticos focos de alerta, esta vez en elecciones legislativas y locales. No pueden seguir así.
El éxito se debió al resultado holgado (y fuera de lo común) de López Obrador, no a lo ejemplar de la jornada electoral. A media tarde nadie tenía duda en el país de un triunfo arrollador, mientras gran parte de las casillas del país apenas empezaban a contar sus votos. Fue el conteo rápido el que levantó la mano al ahora Presidente electo.
Qué bueno que fue así, pero la vida en las casillas era diferente. Los heroicos funcionarios, cuando lo fueron, terminaron hasta la madrugada agotados, en muchísimos casos sin comida suficiente, sin baños, sin fuerzas y sin paciencia. Todos dieron cuenta de la dificultad de los cómputos.
Claro, se suman demasiados factores: hasta seis elecciones concurrentes, casilla única, conteo por separado de cada partido en las coaliciones... Donde los resultados no eran cómodos, la barca hizo agua.
Nuevo León es un ejemplo del que no se ha hablado mucho. Los resultados municipales de Monterrey y Guadalupe quedaron muy apretados y fue necesario sacar la lupa: los cómputos terminaron muy tarde de prisa, hubo funcionarios que abandonaron, los paquetes quedaron mezclados y las inconsistencias en las cuentas fueron regla general.
La cadena de custodia fue un desastre. Resulta increíble que en Monterrey se hayan perdido más de 90 paquetes electorales. La autoridad contó los que pudo a partir de las lonas en las casillas y las actas de los partidos. Aún así, quedaron 28 casillas, más de 11 mil votos, que simplemente no se pudieron contabilizar. ¡Y la diferencia entre primero y segundo era de poco más de 4 mil votos!
Impugnaron, por supuesto. Se abrieron paquetes con sospechas y los resultados se acercaron aún más. El Tribunal revocó la constancia de mayoría en los dos municipios y ordenó otorgarlas a otro. Ahora esperan la resolución de la siguiente instancia.
Ahí, la elección fue un fracaso. Y a río revuelto...