Agosto 29
Hay fechas que te marcan, que te cambian, que te enseñan, que te duelen... En mi caso, hoy es una de ellas. Son cuatro años ya desde que falleció mi mamá. Ese día aprendí que no existe la resignación, que solamente se confunde con costumbre, y doy especial énfasis a esa situación porque, después de una pérdida tan sensible, te vas día a día adaptando a una vida sin que figure esa persona que era parte de ti.
Quiero rescatar y compartir contigo un texto que puse en mi perfil de Facebook después de analizar las últimas acciones y decisiones que tomó:
A un mes de no tener físicamente a mi mamá, me gustaría compartirles dos lecciones de vida que me ha dejado su partida:
1. DA EN VIDA. Tengo mi conciencia tranquila por lo que le di. La amo con el corazón y es una de las grandes bendiciones en mi vida; me hubiera gustado convivir mucho más con ella, pero nunca bastará el tiempo que tienes con alguien en la tierra. Es por eso que, a las personas que ames y tengas físicamente, no te canses de demostrarles cariño, no te canses de visitarlas, abrazarlas, quererlas, besarlas y, sobre todo, agradecerles de viva voz lo que han repercutido en ti. Es usual que después de que parten pienses que te habría gustado platicar solo 5 minutos más con ellas.
2. SÉ EGOISTA. En el mejor sentido de la palabra. Como padre o madre asegúrate de dejar un legado, asegúrate de inculcar valores, asegúrate de amar sin condiciones, asegúrate de enseñar a ganarse el dinero con trabajo, asegúrate de formar personas responsables, asegúrate de nunca dejar sin apoyo ante cualquier situación a tus hijos… pero, sobre todo, asegúrate que lo hayan entendido y agradecido.
Esa es la mejor herencia, es lo que va a hacer que se forjen tus descendientes a lo largo de su vida. De nada sirven las cosas materiales si no las ocupas para luchar por tu salud, si no las ocupas para seguir en la vida de los que te aman… Sé egoísta con lo material para que estés mucho tiempo al lado de tus seres queridos.
No te preocupes si no dejas nada. Habrá personas que te quieran más muerto que vivo; distínguelas y déjalas fuera de tu vida, solo quédate con las que te quieren con ellos, solo eso, solo a ti.
Nadie, de verdad nadie, vale la pena para que le dejes cosas materiales si tú no estás; si no vale la pena el que te ama, menos valdrá la pena el que ni se acuerde de la fecha en la que partiste. ‘Piensa en tu fin y deja de odiar’. Solo una cosa le faltó a mi madre darme: la vida.