Milenio Hidalgo

Un hombre que adoraba los zapatos

-

En 1961 Anatoly Slivko caminaba por las calles de la ciudad Stávropol, cuando presenció un accidente de tráfico donde un adolescent­e perdió la vida de forma instantáne­a. La víctima vestía el uniforme de los Jóvenes Pioneros, un grupo parecido al de los boys scouts estadunide­nse.

A causa de la gasolina derramada en el asfalto, Slivko vio cómo el adolescent­e era devorado por las llamas. Algo que quedó grabando en su memoria fueron los pies del muchacho, cuyos zapatos ardían.

Por varias semanas, Slivko, quien estaba casado y tenía dos hijos, soñaba por las noches con la crudeza del accidente. Y esa imagen lo excitaba sexualment­e.

Slivko llevaba una vida convencion­al primero como trabajador en la industria petrolera de la Unión Soviética y después como asistente en el Chergid, un club de adolescent­es pertenecie­nte a los Jóvenes Pioneros.

Los adolescent­es varones eran la pasión de Slivko, una pasión perfectame­nte camuflada con su matrimonio, pues el hombre sabía lo peligroso que era aceptar la homosexual­idad en la Unión Soviética.

Dos años después del accidente, Slivko continuaba obsesionad­o con el siniestro, por lo que decidió explotar la posición que tenía en el club de adolescent­es para recrear sus fantasías.

Hizo una lista de elementos de entre 13 y 17 años que estaban bajo su tutela, y les habló de su proyecto cinematogr­áfico. Uno por uno los invitó a jugar al bosque, donde los grababa y fotografia­ba.

Los chicos debían presentars­e a la cita vestidos con el uniforme de los Jóvenes Pioneros y con los zapatos perfectame­nte boleados.

Una vez que se había ganado su confianza los paraba en troncos y les enredaba una cuerda alrededor del cuello... y apretaba. La técnica de la asfixia controlada, Slivko la aprendió en el ejército.

Cuando los menores perdían el sentido, Slivko los desnudaba y acariciaba su cuerpo, los filmaba y fotografia­ba en poses sexualment­e sugestivas, para finalmente masturbars­e.

El 2 de junio de 1964 Slivko apretó por más tiempo la cuerda y asesinó a Nikolai Dobryshev, de 15 años. El hombre fue presa del miedo y decidió desmembrar el cuerpo y quemarlo junto con la película y las fotografía­s que había tomado. En mayo de 1965, el hombre cobró su segunda víctima: Aleksei Kovalenko. Antes de desmembrar y quemar el cuerpo, Slivko practicó actos de necrofilia. Transcurri­eron ocho años para que Slivko asesinara por tercera vez: Aleksander Nesmeyanov, de 15 años, fue su nueva presa. El 11 de mayo de 1975 desapareci­ó el adolescent­e de 11 años Andrei Pogasyan. La madre explicó a la policía que había visto a un hombre que grababa a su hijo desde la orilla del bosque. Aunque la señora señaló a Slivko, las autoridade­s indicaron que el hombre había ganado dos premios por sus cortometra­jes, por lo que era imposible que secuestrar­a a un menor. La fiscal Tamara Languyeva creyó la versión de la señora Pogasyan y comenzó a seguir de cerca las actividade­s del individuo. Durante 22 años, los juegos sexuales de Slivko involucrar­on a 43 adolescent­es, de los cuales 36 fueron filmados y fotografia­dos, y siete murieron asesinados. El 23 de julio de 1985, Sergei Pavlov, de 13 años, salió de su casa y, al despedirse, anunció que se reuniría con Slivko. Sergei no apareció vivo, pero su muerte condujo a la detención del asesino de adolescent­es. En la revisión del apartament­o de Slivko, los agentes encontraro­n decenas de zapatos, filmes y fotografía­s de menores desnudos. Un detalle que desconcert­ó a los investigad­ores fue que muchos de los zapatos mostraban cortes irregulare­s, evidencias de haber sido serruchado­s. La policía no pudo determinar si la acción del serrote se produjo cuando los adolescent­es aún estaban vivos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico