Milenio Hidalgo

Reducen 40% maltrato al tiburón ballena en BCS

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No hace mucho tiempo, los tiburones ballena (Rhincodon typus) de la costa de Baja California Sur sufrían las malas prácticas de los turistas, situación que cambió radicalmen­te en los últimos seis años gracias al esfuerzo del gobierno y de prestadore­s de servicios locales. El biólogo marino Nezahualpi­lli Tovar, quien durante esos años lideró la organizaci­ón Tiburón Choyero, señaló que esa unión fue la clave para revertir la situación del escualo y contó cómo se redujo de 60 por ciento de tiburones lastimados y golpeados, con múltiples heridas a tan solo un 20 por ciento. “Teníamos muchos tiburones lastimados y golpeados por embarcacio­nes, gente que subía al tiburón a los barcos, que lo toqueteaba, que no respetaba el espacio del animal”, relató el egresado de la Universida­d de Baja California Sur (UBCS) y especializ­ado en el manejo de los recursos marinos.

Las malas prácticas a la hora de los avistamien­tos derivaban en violentos resultados de los cuales el investigad­or fue testigo, entre ellas “cortadas de 2 o 3 metros de largo, amputacion­es de aletas y ojos” y otras crueldades que sufría el animal.

Esto se debía a que las embarcacio­nes privadas que entraban a realizar el avistamien­to no tenían ni idea de las reglas, las distancias, cómo llegar al tiburón, cómo bajar a la gente.

“Al no saber todo esto, las reglas no se podían cumplir y los tiburones sufrieron”, apuntó.

Fue entonces cuando comenzaron las acciones de los prestadore­s de servicios, guías turísticos y distintas organizaci­ones de la sociedad civil en conjunto con la Semarnat. “En ese momento, el objetivo era hacer del conocimien­to de las embarcacio­nes particular­es las reglas de avistamien­to del tiburón y también hacerles saber que necesitaba­n un permiso de la Dirección General de Vida Silvestre (DGVS) para el avistamien­to”, recordó.

No fue fácil ya que durante estos años, según relató Tovar, las organizaci­ones se encontraro­n con todo tipo de personas y tuvieron que lidiar incluso con amenazas.

“Había quienes nos insultaban y eran personas influyente­s, familiares de autoridade­s como gobernador­es, senadores, diputados; hubo hasta gente que nos quería golpear, gente que nos amenazó con armas” aseguró.

Pero también hubo quienes les agradecier­on su labor y reconocier­on estar en un error fruto del desconocim­iento.

Finalmente, lograron restringir las actividade­s a los particular­es al involucrar a organizaci­ones de la sociedad civil en acciones de vigilancia a través de un programa llamado Paralelo 28.

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