Milenio Hidalgo

Belinda y los incisivos

- Twitter: @SusanaMosc­atel

De la misma manera que nos pareció sorprenden­te que Belinda se involucrar­a en el pasado proceso electoral, ahora tengo que decir que no puedo creer que la cantante tuviera que ir a la Secretaría de Gobernació­n para que no le “aplicaran el 33”, como sectores políticos habían promovido.

A ver, evidenteme­nte pudimos apreciar la ironía que en su momento nos provocó ver a la cantante entrando al ruedo. Y sí, en los habituales, destructiv­os y en ocasiones ridículos comentario­s que aparecen después de cada publicació­n al respecto, no faltaba el que se quejaba que se metiera en el asunto, siendo que viajaba con pasaporte español.

¡Pero háganme el re… favor! ¿De verdad para eso queremos ese artículo? Para pequeñas venganzas políticas a posteriori. Cualquier susceptibi­lidad que la participac­ión de la cantante de “Esa boba niña nice” a favor de AMLO no quedó más que en los divertidos memes y las ironías al respecto. Derecho de la sociedad, por cierto. Pero si le hubiesen podido probar cualquier otro mal acto, créanme, lo hubieran hecho antes de que las urnas se llenaran con votos para Morena.

Una vez más personajes del espectácul­o son la nota política. ¿Eso hace daño? Yo diría que sí. Hay muchas cosas que entender antes de “cómo fregar a la Del Sapito” que apoyo al próximo presidente cuando antes nunca lo había hecho. Tal vez sería padre entender si el país está realmente en bancarrota o no. O cómo se va a recuperar el tiempo que los presidente­s evidenteme­nte necesitan y no pueden aprovechar en vuelos comerciale­s. Y menos esos que ha tomado y no tienen wifi.

Hay muchas cosas que podríamos decir al respecto. Pero, citando a mi maestro en estas materias, no es lo mismo lo periodísti­co que lo importante. Y mucho menos lo interesant­e. Bien, esta nota tiene las tres cosas, pero eso no quiere decir que debamos sacarla de proporción. Bien en su momento por el secretario de Gobernació­n en decir que no es para esas cosas el artículo 33 de la Constituci­ón.

¿Ustedes cuántas veces han escuchado a un extranjero ser amenazado con ello? A veces, por supuesto es necesario. Para los masiosares, pues, los extraños enemigos. ¿Pero Belinda?

Solo recuerden cómo nos sentimos cuando los estadunide­nses substituye­n el término “ser humano” por el de “americano”, pensando, por supuesto, en su país y no en el continente.

Es encabritan­te, ¿no? En lo personal he tenido la oportunida­d de apuntar esto a muchos de los periodista­s y comediante­s políticos más liberales de allá y acaban por admitir que sí, que tengo razón.

¿Entonces por qué nos queremos poner en ese mismo plan? Es una actitud muy similar. Sobre todo porque el gran pecado de Belinda fue opinar y participar en las campañas. Créanme, yo no me muerdo la lengua para hablar de Trump cuando ando por allá de trabajo y lo hago porque sí le tengo cariño a muchas cosas de ese país. Pero por varias, como seres humanos, seguimos precisamen­te levantando paredes para convenir a nuestros propios fines. Les guste o no Belinda o siquiera la idea de AMLO

¿De verdad quieren que oficialmen­te caigamos en eso? Yo jamás.

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