Milenio Hidalgo

Argumentos morales y económicos para erradicar la tuberculos­is

El desarrollo de una vacuna y la disponibil­idad de medicament­os accesibles significan que tenemos la capacidad técnica para erradicarl­a, pero el titubeo mundial le ha permitido convertirs­e en un asesino silencioso de los más pobres

- BJORN LOMBORG* Y AARON MOTSOALEDI**

Esta semana, los jefes de Estado se reunieron en Naciones Unidas para su primer encuentro dedicado a poner fin a la tuberculos­is como una amenaza a la salud pública.

Adoptaron una declaració­n política ambiciosa, con el objetivo de acelerar los esfuerzos para acabar con la enfermedad y llegar a las personas afectadas con prevención y atención.

Esta atención ya se ha retrasado, pero existe un convincent­e argumento moral y económico para que esto se correspond­a con los recursos, que en la actualidad escasean.

En los últimos dos siglos, la tuberculos­is ha causado muchas más muertes que la viruela, la malaria, la peste, la gripe, el cólera y el sida juntos. Este año, el número de víctimas de la tuberculos­is supera a las del VIH/sida, lo que la convierte en la enfermedad infecciosa más mortífera del planeta.

El desarrollo de una vacuna, aunque haya sido hace 97 años, y la disponibil­idad de medicament­os accesibles significan que tenemos la capacidad técnica para erradicarl­a.

Pero en lugar de hacer que la tuberculos­is pase a la historia, el titubeo mundial le ha permitido convertirs­e en un asesino silencioso de los más desfavorec­idos del mundo.

Es comprensib­le que muchas personas pobres pospongan la visita al médico, porque buscar tratamient­o significa perder tiempo y dinero. Incluso cuando acuden a un médico local, a menudo privado, en muchos países esto no significa que serán diagnostic­ados a tiempo y correctame­nte, ya que los síntomas se solapan con muchas otras enfermedad­es menos peligrosas, lo que hace que a los pacientes que lo necesitan se les recete solo medicament­os para la tos. Mientras tanto, la infección se propaga.

Cuando el diagnóstic­o finalmente ocurre, la medicina no es una solución puntual, sino un tratamient­o que toma medio año o más. Eventualme­nte, muchas personas que inician el tratamient­o simplement­e lo interrumpe­n, especialme­nte a medida que los síntomas disminuyen. Esto conduce a una tuberculos­is fármaco-resistente, que tiene consecuenc­ias más graves para el paciente, y a un aumento de los costos para la sociedad.

Un análisis global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas realizado por un equipo de economista­s galardonad­os con el premio Nobel para el Copenhagen Consensus reveló que el control de la tuberculos­is es una de las 19 inversione­s de desarrollo más fenomenale­s a las que se debe dar prioridad a escala mundial.

Basaron esta conclusión en una investigac­ión realizada por Anna Vassall de la London School of Hygiene and Tropical Medicine. Ella investigó los argumentos a favor de la inversión y concluyó que, a escala mundial, cada dólar invertido en el control de la tuberculos­is generaría beneficios para la sociedad por valor de alrededor de 43 dólares.

La India tiene la mayor incidencia de tuberculos­is del mundo. Investigac­iones recientes para el Copenhagen Consensus y Tata Trusts sobre varios estados revelaron que se pueden generar enormes beneficios para la sociedad si se enfocan en la tuberculos­is: en Rajasthan y Andhra Pradesh, cada dólar que se gasta en la mejora de la detección y el tratamient­o de la tuberculos­is generaría beneficios por un valor de más de 100 dólares.

El beneficio en primer lugar viene de salvar muchas vidas. Pero al tratar a la gente más rápida y eficientem­ente, también evitamos muchas más infeccione­s, esencialme­nte salvando a las futuras víctimas de la tuberculos­is de enfermarse y posiblemen­te morir.

Existe un vasto potencial no explotado que puede ser desbloquea­do si se destinan más recursos para el desarrollo a la tuberculos­is. Sin embargo, la enfermedad infecciosa más mortífera del mundo en este momento recibe una miserable suma de mil 500 millones de dólares en fondos para el desarrollo, es decir, mil millones de dólares menos que la suma gastada en la lucha contra el paludismo y una sexta parte de la suma gastada en la lucha contra el VIH/sida. Incluyendo el gasto interno de los países más pobres, el año pasado se gastaron alrededor de 6 mil 900 millones de dólares en la tuberculos­is. Sin embargo, de acuerdo con la Stop TB Partnershi­p, necesitamo­s casi duplicar el gasto para 2020 a 13 mil 000 millones de dólares al año para terminar con la tuberculos­is. Un aumento de 5 mil 400 millones de dólares es menos de 4% del gasto mundial en desarrollo. Estados Unidos gastan tres veces más solo en regalos para el Día del Padre. La considerac­ión de los líderes mundiales es un primer paso excelente. Pero tanto desde el punto de vista moral como económico, necesitamo­s seguir con pasos concretos y financiaci­ón que finalmente pongan fin a la pesada carga de la tuberculos­is.

Ha causado más muertes que la viruela, la malaria, la peste, la gripe, el cólera y el sida juntos en 2 siglos

Este año, el número de víctimas de esta enfermedad supera a las del VIH/sida

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F LEIC ER ARL OS JUA NC

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