Demagógica anulación del voto
Ninguna, ninguna necesidad tenía Andrés Manuel López Obrador de ponerse de tiro al blanco de sus detractores, esos que viven para buscarle el mínimo error y exhibirlo, y menos con un ejercicio sin sentido, con vericuetos legales de difícil sustento y que, proyectado con la historia contemporánea de México, parece un tiro al pie: ayer se le cayó el sistema. Pero la combinación riesgo-baladronada es lo suyo y la sostendrá aun frente a su nueva realidad.
Cuando una mayoría juraba que la famosa consulta sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México era un subterfugio para justificar su incumplimiento de una de sus promesas de campaña, la cancelación de la nueva terminal en Texcoco, con el alegato de que la gente sí la quiere, resultó que su apuesta sí era desde el principio la base de Santa Lucía y apostó todo.
La preferencia por Santa Lucía obligó a su próximo secretario de Comunicaciones y Transportes a resbalar por doble partida: primero citando parcialmente un estudio de la OACI, organismo respaldado por la ONU, que si bien plantea ventajas de la base militar, asegura que es inviable y decididamente privilegia la opción de Texcoco. Después presumiendo otro documento, el de la francesa NavBlue, que sin embargo se basa en “supuestos” suministrados por Riobóo, grupo asesor del Presidente electo.
Pese a la demagógica anulación de su voto, después de desatar una amplia y sólida ofensiva en favor de Santa Lucía, la apuesta de AMLO está clara y bastaba con definirla así una vez que jure el cargo, pues la consulta solo ha provocado un golpeteo innecesario a su figura, gastos en su preparación y aplicación, erogaciones para estudios y, hoy sabemos, hasta inversión de fondos del erario en terrenos en Querétaro para eventuales afectados por el cambio de sede para el NAIM.
Pese a las múltiples inconsistencias en el primer día, con caída del sistema de ubicación de casillas, fallas en la aplicación que verifica que solo haya un voto por ciudadano y no instalación de todas las urnas previstas, anoche el Presidente electo volvió a lo suyo: “Solo los mañosos y los corruptos no quieren la consulta”. De nuevo: si ya había decidido Santa Lucía, para qué carajos se expuso a este desgaste, con tanto reto por delante: inseguridad, pobreza, desabasto médico, nulo crecimiento económico, migrantes, Trump, salarios, maestros…
Si escucha a alguien, díganle a ese alguien que le avise que ya es Presidente electo.