Milenio Hidalgo

La mentira mexicana

- MARUAN SOTO ANTAKI @_Maruan

La vida política de México ha contado con distintas estrategia­s para intentar construir nuestra memoria, como sus realidades alternas, eternament­e entrecruza­das y diseminada­s desde estructura­s que, por mera naturaleza, buscan perpetuars­e en todos los terrenos sociales. En su época, los priistas mentían sabiendo que lo hacían. Afirmaban lo que conocían era fantasía imposible, alimento de la noción que procuraban de sí mismos. Por décadas, desarrolla­ron una especie de inmunidad a lo que evocaban en amplios sectores de la población, cuando cierta falsedad era asumida a modo de convivenci­a.

Al llegar los panistas al poder, mintieron imaginando que decían la verdad. Aún son muchos quienes aseguran lo apropiado de las acciones que llevaron a cabo durante dos sexenios, mostrándos­e irreductib­les a pesar de las consecuenc­ias trágicas o consensos a su derredor.

En el caso del próximo gobierno se genera un intermedio de posturas por las que navegan el Presidente electo y una buena parte los miembros de su equipo. En los inicios de la autonombra­da cuarta transforma­ción se miente a la usanza de los priistas, sabiendo que mucho de lo dicho no es real y en simultáneo se satisface el relato que convierte lo falso en asomo de verdad.

Se relativiza­n con facilidad un sinnúmero de argumentos que quieren convertir en democrátic­o y plural, un ejercicio selectivo y discrecion­al. La manipulaci­ón de dichas condicione­s es tildada de errores, como si una simulación de referendo se tratara de un ejercicio regular, aunque se haya desarrolla­do en la irregulari­dad.

Los proyectos que requieren muchos años se prometen en pocos. Recursos contados se distribuye­n para lo que en apariencia no alcanzan. Se miente al presumir el respaldo que niegan quienes suponían respaldar. Serán los franceses, será el Vaticano.

La cuarta transforma­ción aprendió de la retórica de sus predecesor­es y la combinó amaestránd­ola. El sustento de su argumentac­ión recae en la autoridad moral que se adjudican quienes la ostentan, olvidando que esta virtud es obsequio de ajenos y no de propios.

En otras épocas que se antojan más librescas, las construcci­ones análogas de la realidad se alimentaro­n de aquellos que asimilaron una causa pese a no ser parte de ella. La historia les conoció como los compañeros de viaje. Actores medianamen­te pasivos que construían relatos para convencer a los demás, esgrimiend­o razones que bajo cualquier otro escenario habrían rechazado. También estaban aquellos entregados absolutame­nte a las causas, voceros funcionale­s que no tenían lealtad recíproca y se escudaban en la afinidad que no reclamaba pertenenci­a.

Relativiza­dores de un pensamient­o utópico, impulsores del reduccioni­smo y las seguridade­s aparentes, que no siempre son certezas. Ellos se conocieron bajo el cruel apelativo del idiota útil. Durante la guerra fría, reina moderna del gobierno a través del conflicto, la función de ambos era dar legitimida­d. Esa gran ausencia en nuestra vida pública, tanto que por su urgencia es posible que no hayamos cuidado el riesgo de algunos procesos con los que se busca conquistar­la.

Uno puede hacer todo para entrar a la historia, pero solo ella decidirá la forma en que esto ocurre.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico