Milenio Hidalgo

“A veces, como Mafalda, quiero bajarme del mundo”

La senadora panista, amante del deporte, el café, los amaneceres y la fotografía, cultiva una frase aprendida al madridista Emilio Butragueño: está lista para guardar en cualquier momento el traje de política

- Josefina.

Josefina Vázquez Mota, ex candidata presidenci­al panista, comulga con la filosofía del personaje de Quino Mafalda y una que otra vez también piensa: “¡Paren el mundo, me quiero bajar!”.

Ex candidata al gobierno del Estado de México y ex funcionari­a federal, es licenciada en Economía por la Universida­d Iberoameri­cana, pero también aficionada a la fotografía de amaneceres, que toma todos los días cuando sale a correr sin rumbo definido y coloca su GPS para regresar a casa.

Platica que desde 2001 se volvió adicta al ejercicio, y si su profesor de educación física la escuchara, no le creería, porque nunca hacía. Además,esadictaal­cafémexica­no.

Su familia es unida, su chat se llama “Muéganos”. Mandó ampliar su cama para poder recostarse toda la familia, que incluye a su esposo, sus tres hijas y su yerno (en una silla).

Afirma que está lista para guardar en cualquier momento su traje de política, ponerse sus tenis e irse a caminar el mundo.

¿Estas dos Mafaldas en su oficina qué significad­o tienen?

Me gusta por su filosofía. Desde que la conocí, y a ratos también digo: ¡Paren el mundo, me quiero bajar! La conocí leyendo. Conservo todo lo que puedo de Mafalda. Tengo colección, por acá hay un libro. Me encanta el personaje.

¿Cómo es un día normal de Josefina Vázquez Mota?

Todos los días me levanto entre 4:30 y 5 de la mañana. La cama me avienta muy temprano y me encanta hacer ejercicio. Así que salgo a correr, hacer bicicleta, soy muy feliz. Algo que me da mucha emoción es ver amanecer. Me da como una energía especial, y cuando tengo días difíciles, suelo decir: Lo bueno es que siempre amanece.

¿De dónde nació el gusto por el deporte?

Conocí a Paco Gil (ex secretario de Hacienda) en el gabinete (de Vicente Fox), es un gran ciclista, y entonces me dijo: “Doña Jose, te voy a invitar a que agarremos la bicicleta juntos”. Y su esposa Margarita me dijo: “No aceptes, porque es un profesiona­l”. Entonces como que me picó la curiosidad y empecé con la bicicleta de montaña. Una vez tomé una subida a La Marquesa, cuando venía en una superbajad­a, un taxista se echó de reversa, me caí, mi casco se rompió a la mitad, mi espalda quedó como con una bola muchos meses… y ahí empezó mi amor por el deporte.

¿Y cuando sale de la ciudad?

Dejo todo ordenado. A las 5 de la mañana a más tardar, no importa dónde esté, me pongo mis tenis y me voy. No cuento el tiempo, no uso relojes para ver cuántas calorías quemé, cuántos kilómetros, lo hago por placer. Si las piernas me dan para correr una hora lo hago. Me paro donde digo: “Hasta aquí me dieron mis tenis”. Soy bebedora de café.

¿Qué tan importante es la familia?

Muchísimo. Sergio y yo nos conocimos desde la Vocacional, cuando tenía 14 años. Llevamos más de 30 años de casados. Ha sido un buen papá. Tenemos nuestro

chat que dice algo así como “Muéganos”. Siempre mi familia por delante. Tengo tres hijas, somos súper unidas. Ayer me estaban esperando dos en mi oficina para comer. Siempre buscamos los espacios para encontrarn­os, qué hacer. También voy a visitar a mis papás, tienen 85 años, están sanos. Mis espacios son muy familiares.

¿Qué libro está leyendo en este momento?

Estoy leyendo muchísimo sobre la cultura de la paz. Mi papá me llevaba a una librería por la Alameda y me compraba libros como

Las llaves de un reino, de A. J. Cronin, y Corazón: diario de un niño, de Edmundo de Amicis. Cuando tenía 14 le dije que quería leer El

Padrino y dijo que no: lo leí a escondidas.

¿Música?

Para el ejercicio, cumbia, salsa, Los Ángeles Azules, Despacito, pasando por La gozadera, Los Tigres del Norte, mambo, música mexicana, jazz...

¿En algún momento se retirará de la política?

Emilio Butragueño (ex jugador y directivo del Real Madrid) me dio una lección muy importante. Le dije una vez que lo entrevisté: “¿No costó trabajo colgar los tenis?” Y me respondió: “No, porque siempre supe que la vida nos presta un personaje y a mi prestó el de futbolista”. Y sabía que el personaje algún día se iba a acabar. Me dijo que colgó sus uniformes y tenis en su clóset y ese personaje está guardado. Así que yo estoy lista para guardarenc­ualquiermo­mentomitra­je de política, ponerme mis tenis e irme a caminar el mundo.

“A las 5 de la mañana a más tardar, no importa dónde esté, me pongo mis tenis y salgo a correr”

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OMAR FRANCO “Cuando tengo días difíciles, suelo decir: lo bueno es que siempre amanece”.
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¿Qué libros le gustan? Las llaves de un reino, de A. J.Cronin, y Corazón: diario de un niño, de Edmundo de Amicis

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