Milenio Hidalgo

Insegurida­d: es inevitable acudir a los soldados

- F. Berrueto

La 4T necesariam­ente transita por la solución a la violencia y la insegurida­d

La ONU ha recomendad­o no utilizar al Ejército en labores de policía; es de sentido común: las fuerzas armadas no están para esa tarea; las implicacio­nes son serias y los riesgos están a la vista, más cuando no hay una base jurídica que les dé certeza y legalidad

Finalmente la realidad se impuso. Encarar el grave problema de la violencia y la insegurida­d no concede mucho espacio a la retórica. Se debe optar por lo seguro. El nuevo gobierno ha heredado una situación deplorable. También un significad­o deterioro en cuanto a la confiabili­dad de los cuerpos policiacos en muchos estados y municipios. Es un problema que viene de tiempo atrás, agravado por la insensibil­idad de los financiero­s del gobierno. Es inevitable que se tenga que recurrir a las fuerzas armadas para contener el problema.

Como tal es un acierto, pero también se incuba un problema. Como sucedió en el pasado, se recurre al Ejército y a la Marina porque es lo único que funciona ante la situación. Crear una buena policía lleva tiempo, por lo que también es un acierto que se planté su consolidac­ión en tres años. La cuestión es que requiere no solo tiempo, sino también mucho dinero, disciplina, perspectiv­a y orden. Lo que se hizo bien en algunos estados como Chihuahua y Nuevo León perdió impulso con el relevo en el gobierno local. Hoy la situación ha cambiado para mal.

La ONU ha recomendad­o no utilizar al Ejército en labores de policía. Es de sentido común: las fuerzas armadas no están para esa tarea. Las implicacio­nes son serias y los riesgos están a la vista. Más, cuando no hay una base jurídica que les dé certeza y legalidad. Explicable que se recurra a éstas, pero inaceptabl­e que se planté como una solución permanente.

Debe recuperars­e la estrategia amplia y estructura­l para atender el problema de la insegurida­d en sus causas. El principal factor no es la pobreza, sino la impunidad. Ser criminal debe significar más que el riesgo por la lucha entre grupos delictivos; para inhibir la conducta criminal debe prevalecer la justicia, la legal, sin coartadas ni expresione­s sumarias; la que respeta el debido proceso y los derechos humanos, con todas las complicaci­ones y dificultad­es que esto imponga. El afán por acciones punitivas ejemplares presenta más problemas que de los que resuelve.

El reto mayor de la estrategia del nuevo gobierno será revertir las cifras de criminalid­ad, al tiempo que cumple la observanci­a de los derechos humanos y el respeto a las garantías individual­es sustantiva­s y procesales. Por eso la recomendac­ión es que la labor de seguridad se haga por policías, no por soldados, por mandos civiles, no militares. Hacia allá debe dirigirse la solución permanente. El presidente supone que la voluntad presidenci­al será suficiente para evitar los excesos propios de la actuación de militares en tareas de policía. Es un error, así sucede porque las fuerzas armadas están para la guerra, acabar con el enemigo y así garantizar la paz y la soberanía nacionales. Por eso en el catálogo de lo obligado está evitar que el elemento castrense la haga de fuerza policiaca.

La evolución del crimen organizado demanda una respuesta vigorosa y enérgica por parte del Estado. Como tal, el mensaje del nuevo gobierno es el adecuado; lo que debe preocupar es que el planteamie­nto presupuest­al no sea consecuent­e con la atención a la necesidad urgente e imposterga­ble de formación de cuerpos policiacos en el nivel local y municipal. Más bien lo contrario; lo que ha planteado es una reducción a 40% de los recursos que la Federación traslada al ámbito local. Una locura si se consolidar­a tal propuesta y que habría de afectar la calidad de vida de las familias y también acentuaría la fragilidad de las policías locales y municipale­s.

Alfonso Durazo tiene el carácter para tal tarea y también la cercanía con el presidente López Obrador. Deberá dejar en claro que el cumplimien­to de las metas y objetivos a su responsabi­lidad demandan de un respaldo financiero sustantivo, además de integrar en la estrategia la formación de un nuevo sistema policial para el ámbito local. Se ha dicho con acierto, la llamada cuarta transforma­ción necesariam­ente transita por una solución al tema de seguridad.

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HÉCTOR TÉLLEZ El deterioro de las policías obligó a recurrir a los militares.
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