Milenio Hidalgo

Cortázar en la Biblioteca Borges

-

Una de mis primeras misiones en cuanto pongo pie en alguna feria del libro es detectar el área de los vendedores de libros de viejo para hallar volúmenes que a golpe de vista despiertan la nostalgia, sea por su portada, sea por su olor, u otros que pertenecen a coleccione­s cada vez más difíciles de cazar.

No fue diferente el fin de semana pasado cuando llegué a Guadalajar­a con Héctor Zamarrón y Jessica Guadarrama para grabar un par de programas de televisión, con motivo de la FIL 2018, y promover con un Facebook Live el libro Septiembre letal, que reúne notas, reportajes, entrevista­s, artículos, fotografía­s, cartones y portadas de MILENIO Diario sobre los sismos.

Una vez sorteados los programas, en los que participar­on algunos colaborado­res de este diario como Xavier Velasco, Maruan Soto Antaki y José Luis Martínez S., fui directo a buscar “novedades” entre primeras ediciones y números sueltos de coleccione­s de antaño. Y ahí estaba: el libro número dos de la colección Jorge Luis Borges: Biblioteca Personal, Ediciones Orbis impreso en España (1986), titulado Cuentos y firmado por Julio Cortázar.

Esta colección tiene para un servidor un gran valor por ser una selección directa del poeta y su esposa, María Kodama, y él ha escrito un breve prólogo para cada libro. Para esta antología específica, a la que yo tenía puesto el ojo de años atrás, eligió cinco relatos de Bestiario, uno de Las armas secretas, siete de Final del juego y tres de Todos los fuegos, el fuego, sin excepción magníficos relatos del autor de Rayuela.

Reproduzco el primer párrafo de ese prólogo, acaso de sobra conocido para lectores avezados, pero digno de ofrecer a quienes apenas se adentran a la obra de estos colosos argentinos: “Hacia mil noveciento­s cuarenta y tantos yo era secretario de redacción de una revista literaria, más o menos secreta. Una tarde, una tarde como las otras, un muchacho muy alto, cuyos rasgos no puedo recobrar, me trajo un cuento manuscrito. Le dije que volviera a los diez días y que le daría mi parecer. Volvió a la semana. Le dije que su cuento me gustaba y que ya había sido entregado a la imprenta. Poco después, Julio Cortázar leyó en letras de molde “Casa tomada” con dos ilustracio­nes a lápiz de Nora Borges. Pasaron los años y me confió una noche, en París, que esa había sido su primera publicació­n. Me honra haber sido su instrument­o”.

En otro prólogo, el de Cuentos completos (Alfaguara, 2011) Mario Vargas Llosa cuenta que conoció a Cortázar y a su pareja, Aurora Bernárdez, en París en 1958, y dice que de entonces a 1967, cuando los vio juntos por última vez en Grecia, nunca dejó de maravillar­le el espectácul­o que era ver y oírlos conversar en tándem, porque todo lo que decían era inteligent­e, culto y divertido, por lo que llegó a pensar que no podían ser siempre así y más bien habían ensayado en casa para deslumbrar a sus interlocut­ores.

El Cortázar de Borges y Vargas Llosa.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico