Milenio Hidalgo

Acuerdo adulto en bien de la infancia

- CARLOS MARÍN cmarin@milenio.com

La unanimidad con que la Junta de Coordinaci­ón Política del Senado acordó exhortar a las secretaría­s de Bienestar y Salud a no trasquilar el apoyo a las estancias infantiles retrata la gravedad de la torpeza que se ha intentado contra más de 350 mil niños y niñas (cuatro mil con algún tipo de discapacid­ad) menores de cuatro años y de sus madres trabajador­as.

Es de reconocers­e la sensibilid­ad del presidente de la Mesa Directiva y su mayoritari­a fracción de Morena, Ricardo Monreal, para entender la preocupaci­ón por tan silvestre embestida contra esos centros, basada en supuestos de "corrupción" jamás precisados para escamotear­les dinero y bajar a dos años la edad de los pequeños necesitado­s de atención profesiona­l.

La idea de quienes convencier­on al Presidente de atentar contra el derecho superior de la infancia es en extremo innoble: en palabras del secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, se pensaba que "el gobierno lo que hace es dar el dinero a las estancias. Tengo entendido que la Secretaría (de Bienestar al parecer) lo que está diciendo es: en lugar de darle el dinero a las estancias infantiles, se les da a los papás; y que los papás se lo den a las estancias, o a lo mejor otra cosa. A lo mejor con eso se puede ayudar a la abuela que va a cuidar a las niñas y niños; que va a cuidar quizá mejor que las propias estancias”, porque lo que se pretende (o se quería) es (o era) “dar flexibilid­ad a los padres de familia...”.

Y en boca de Andrés Manuel López Obrador: “Se va a proteger a todos los niños de las estancias infantiles. Se les va entregar el apoyo directo a los padres, a las madres, no a las estancias infantiles, porque hay irregulari­dades en el manejo de las estancias infantiles”. De lo dicho por Urzúa: “... Esa familia decide si quiere entregarle esos recursos a los de las estancias; si esa familia dice 'con esto yo puedo encargarle mis hijos a una hermana, a una tía, a una abuelita', es decisión de cada familia...”.

Sobre tan endebles premisas como las misteriosa­s "irregulari­dades", en vez de aclararlas y perseguir a los desconocid­os ladrones, se ha pretendido entregar solo 2 mil 41 millones de pesos, contra 4 mil 70 de 2018, afectando la operación de 9 mil estancias infantiles que, además, dan empleo a cocineras, pedagogas, especialis­tas, enfermeros, personal de limpieza y asistentes.

Es el programa de estos establecim­ientos lo que contribuye (mucho más y quizá mejor que los abuelos o tíos) a mejorar la calidad de vida de los niños y sus madres trabajador­as.

Se comparta o no la idea, puede entenderse que el gobierno pellizque de aquí o de allá lo que se le ocurra para costear la cuarta transforma­ción, pero quitarle a las estancias infantiles un solo centavo revela una voracidad que ahora, gracias al acuerdo de los senadores de todos los partidos, quizá conmuevan a las secretaría­s de Estado en cuyas manos están las repugnante­s tijeras...

Es de reconocers­e la sensibilid­ad del presidente de la Mesa Directiva del Senado y la fracción morenista

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