Milenio Hidalgo

Ponen de su bolsillo para sostener estancias

Recorte. Las madres enfrentan la incertidum­bre de dónde dejar a sus hijos, pues las abuelas no siempre viven cerca

- REDACCIÓN CIUDAD DE MÉXICO

El recorte al presupuest­o de las estancias infantiles ya tiene efectos inmediatos entre operadores que ponen de su bolsa para subsidiar a los niños inscritos y madres que ahoraseenf­rentanalai­ncertidumb­re de dónde dejarán a sus hijos, porque no siempre los familiares o los abuelos viven cerca, además de que si se les entrega el dinero personalme­nte se lo pueden gastar en otra cosa o emergencia.

Las madres dicen que prefieren estas estancias porque están certificad­as, cuestan menos que una privada y son vigiladas ahora por la Secretaría del Bienestar.

María del Carmen López y su hijo, Jorge Blanquero, operan la estancia Nuevo Amanecer en la colonia Reforma Social y en el programa El asalto a la razón, que conduce Carlos Marín, relatan que pese a estar totalmente certificad­as, el anuncio de ya no pagar directo a las estancias, sino a los padres, es sorpresivo.

Desde noviembre pasado que la extinta Sedesol les depositó los recursos destinados han tenido que costear con su propio dinero la compra de carne, la harina de los hot cakes, fruta, espagueti y otros alimentos que se dan a los cerca de 30 niños que desayunan y comen ahí, y a veces hasta cenan, porque el horario en que trabajan es de las 7 de la mañana hasta las 8 de la noche.

“Yo creo que las personas adultas ya tienen una vida propia y se les dificultar­á a los padres llevarlos a otro lado. No quiere decir que los abuelos no estén capacitado­s, pero nosotros tenemos una capacitaci­ón constante”, señala la operadora de esta estancia autorizada desde hace más de 10 años y que cuenta con todas las certificac­iones necesarias.

Carmela, como le dicen, se ha preparado con estudios como estimulaci­óntemprana­paraatende­ra niños con discapacid­ades.

Sus servicios son contratado­s por madres que llegan de lejos y tienen que dejar a sus hijos en esas estancias, porque no pueden pagar una guardería particular, pues en su mayoría son trabajador­as domésticas, como la mamá de tres menores que son llevados en un costal para ahorrarse el pasaje.

Jorge, chef de profesión, dice que en las últimas semanas ha debido pagar los insumos de los alimentos con su tarjeta de crédito, porque no se les ha entregado completo el recurso oficial.

“Esperemos que Andrés Manuel López Obrador recapacite, que vaya un día a conocer las estancias, que vea la necesidad y están los papás muy preocupado­s porque no saben con quién dejar a los niños”.

Beatriz Ramos llevó a su hija Sofi a la estancia Casita de los Sueños, en la colonia José López Portillo y gracias a ello pudo terminar su carrera de Psicología Educativa. “Tenía la confianza de que podía dejarla ahí, estaba bien, le daban su desayuno, comida y cena y yo podía trabajar y estudiar”.

A Jéssica González, madre soltera y trabajador­a del hogar, no le agrada la idea de que le entreguen el dinero de su hija Issamar, porque hay el riesgo de que ante una emergencia se lo gaste. “No, yo quiero la guardería, aquí le dan su desayuno, colación y la ayudan muchísimo”.

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JORGE CARBALLO Jéssica González y Beatriz Ramos en El asalto a la razón.

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