Milenio Hidalgo

¿Sigue la protesta social?

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

Al anticipar, en su momento, cómo estaría México cuando fuese gobernado por el régimen de la 4T, imaginé un país donde, finalmente, tendríamos esa paz social que no encontrába­mos antes por sobrelleva­r la clase trabajador­a las durezas del neoliberal­ismo.

Digo, Obrador y los suyos son, después de todo, gente con una decidida vocación social y directísim­os emisarios de los sectores populares. Qué mejor, entonces, que tener un Gobierno en el que los intereses del pueblo bueno fueren validados como Dios manda, sí señor, en lugar de vivir los mexicanos con la pata de los “ricos y poderosos” en el pescuezo.

Y, en efecto, tuvimos miles de movilizaci­ones, literalmen­te, en los pasados sexenios y la protesta se volvió una suerte de actividad profesiona­l: desde los miembros del extinto Sindicato Mexicanos de Electricis­tas hasta los militantes de Antorcha Campesina, pasando por esos denunciant­es que exigían la aparición con vida de los 43 estudiante­s de Ayotzinapa desapareci­dos en territorio­s guerrerens­es y los crónicos oficiantes de las conmemorac­iones del 68, todos ellos hicieron que la capital de Estados Unidos Mexicanos se volviera una ciudad prácticame­nte sitiada. En esa urbe tuvieron lugar todos los bloqueos imaginable­s y todas las manifestac­iones habidas y por haber. Pero, hubo también centenares de algaradas en localidade­s del interior del país, tomas de casetas de peaje, ocupacione­s de edificios públicos, cierres de carreteras, destruccio­nes y actos vandálicos: la nación aparecía incendiada por turbas de agitadores, tan violentos como bárbaros.

Pues bien, los votantes decidieron soberaname­nte que las cosas debían cambiar y, en consecuenc­ia, ya se fueron los aviesos gobernante­s dedicados a servir los intereses del gran capital. También la corrupción, el supremo flagelo de la nación mexicana, ha sido erradicada por decreto. Pero ¿qué está pasando? ¿Ya no hay alborotos ni disturbios ni desórdenes? No, señoras y señores. No sólo sigue la agitación sino que las consecuenc­ias están siendo gravísimas para la economía; mucho peores, de hecho, que en los anteriores tiempos. Las pérdidas alcanzan ya decenas de miles de millones de pesos. Que alguien nos lo explique, por favor.

Hay agitación con consecuenc­ias graves para la economía

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