El Movimiento y el Partido II
Apartir del artículo publicado en este mismo espacio la semana pasada, seis personas simpatizantes de Morena se comunicaron conmigo para expresar opiniones que contradicen mi hipótesis sobre el eventual proceso de maduración del movimiento político hacia su transformación en un Partido consolidado como lo describe la academia.
La variedad, los medios y el tono de las seis comunicaciones me confirman que Morena es un movimiento desarticulado, no como un defecto; si como una condición evidente e irrefutable.
El espacio no es suficiente para profundizar en un tema tan complejo pero si es posible a partir de un caso concreto, ilustrar esta condición:
El doctor Rafael Garnica es diputado de Morena por el X distrito local de Hidalgo. El activista Pedro Carrizales “El Mijis” es diputado de Morena por el VIII distrito local de San Luis Potosí. Ambos surgieron del PT y se incorporaron a Morena. Son de personalidad contrastante, sin embargo esto representaría una riqueza para el partido, no una grieta. Pero piensan y actúan como legisladores en sentidos opuestos.
Garnica presentó iniciativa (30 noviembre) para declarar a la pelea de gallos como patrimonio cultural de México, mientras que Carrizales presentó iniciativa (7 enero) para que se prohíban, al igual que las corridas de toros. Garnicaargumentaqueesunatradición arraigada en el pueblo y genera empleos, mientras que Carrizales argumenta que son prácticas de extrema crueldad y fomenta los vicios y violencia.
Estas contradicciones no ocurren cuando existe una dirección de partido sólida y con prioridades, primordialmente
legisla_dores cuando sus se encuentran ya en el ejercicio de sus funciones. En Morena intentan cohabitar mil contradicciones como en 1929 cuando Calles se vio forzado a crear un partido desde el propio Gobierno.