Milenio Hidalgo

Cacería de actrices

- SUSANA MOSCATEL susana.moscatel@milenio.com

Primer acto: Alguien allegado a los premios Ariel suelta un mensaje en redes sociales diciendo que se enteró que hay un “chat de actrices” dedicado a que no se tome en cuenta la participac­ión de Yalitza Aparicio por Roma en la próxima entrega (la cual ya está en suficiente problemas reales por los recortes presupuest­ales de esta nueva era).

Segundo acto: Sin confirmaci­ón ni fundamento­s, primero en redes también, se empieza a hablar de la “envidia” de las actrices mexicanas, de lo horribles que son y se empiezan a buscar a las “brujas” que participan o siquiera fueron añadidas a semejante chat. Personas de alto nivel en la industria opinan ya sea por gusto, o porque son entrevista­das al respecto y ese es el pie perfecto para lo que viene.

Tercer acto: Como ya tenemos un montón de mujeres famosas atacando a otras y a aún más hombres diciendo que entre ellas se destruyen y que están llenas de rencor y envidia por las cosas buenas que le están pasando a Yalitza, parece que vivimos una temporada libre contra las actrices. Las mujeres de ese gremio.

Y ahí está el detalle. Segurament­e existirá ese chat con quién sabe quién. Nadie representa­tivo de lo que es el verdadero mundo del arte, sin duda, la grilla se da tan bien y bonito en este medio como en cualquier otro sindicato (si no es que más).

Pero toda esta histeria colectiva ha servido para dos cosas:

Para crear un muy preocupant­e nivel de agresión, disfrazado de indignació­n antidiscri­minación, por quienes viven o gozan del chisme, y para causar un ambiente aún más hostil contra la mujer en un país donde, creo que no tengo que decirlo, estamos en problemas morales por ella misma.

“Pinches viejas. Que se maten entre ellas”, leí en uno de los comentario­s en el mensaje original.

Y hablando con muchas personas, ese sentimient­o tipo la obra Entre mujeres (nos podemos destruir, pero nunca nos haríamos daño) crece y hasta es usado como argumento contra todo un género en una profesión que, a pesar de lo que se pueda creer, es difícil y dolorosa de sostener.

Peor aún, la “noticia” ya llegó a oídos de la prensa extranjera y no dejan de preguntar: “¿Qué les pasa en México?”. Quisiera tener una respuesta.

No me importa si existe ese chat o no. Si está ahí es la triste expresión de un grupo de personas frustradas con el éxito ajeno. Pero hablar de “las actrices mexicanas”, como se ha estado manejando en tantos lados, legitimiza­rlo preguntánd­ole a quienes nada tienen que ver, lo único que logra es que demostremo­s claramente, porque, en casa, no triunfamos.

El porqué hay que tener apoyo extranjero, aunque seas el tributo más hermoso a México posible. Es francament­e de pena ajena.

Y todos, medios, redes y grilletes, somos responsabl­es de ello.

La prensa extranjera se pregunta: “¿Qué les pasa en México?” Quisiera tener una respuesta

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