Las extrañas decisiones de Osorio
No es fácil ser seleccionador nacional en ninguna otra latitud después de haber dirigido al representativo mexicano. A no ser que se tratara de alguna de las grandes selecciones que han podido ganar campeonatos del mundo.
Es la primera lectura que uno puede hacer al conocer la inesperada renuncia de Juan Carlos Osorio al cargo de director técnico de la selección de Paraguay. El colombiano había ido a parar a este combinado nacional después de no renovar, tras el Mundial de Rusia 2018, su cargo como seleccionador mexicano.
Es cierto que los paraguayos son muy buenos futbolistas, pero no tienen figuras que brillen entre los mejores del mundo. Como ha sucedido con otros buenos directores técnicos (es el paradójico caso del argentino Gerardo Martino), se puede armar con esa materia prima equipos muy competitivos, pero hasta ahí.
Todo lo demás que debe vivir un entrenador de la selección de Paraguay está muy alejado del glamour y de la comodidad que conlleva el cargo de entrenador de una selección que como la mexicana se mueve en un mercado muy atractivo.
Habrá que esperar lo que el propio Osorio explique de una decisión que hoy se nos dice fue propiciada “por razones personales”. En dicho argumento caben todas las cosas.
Desde incumplimiento de contrato, hasta haber dudado de seguir ahí tras recibir una mejor oferta de trabajo, proveniente inclusive de algún club. O, de plano, por no superar un cuadro medio depresivo conformado por instalaciones deportivas retrasadas… O hasta por estar viviendo en una ciudad que, como Asunción, no reúne el atractivo de otras urbes a las que Osorio se acostumbró.
Tan sorpresivo fue este anuncio de su renuncia como sorpresiva fue su decisión de irse a dirigir a Paraguay cuando se hablaba de que resultaba un candidato natural para dirigir a los representativos de Estados Unidos o de la misma Colombia.
Espero ansioso la explicación de este buen entrenador de futbol.
Lo que vive un entrenador de Paraguay está alejado del