Milenio Hidalgo

“Tienen que esperar, deben tener paciencia”

De acuerdo con el gobernador de Hidago, Omar Fayad Meneses, se tomaron 154 muestras de sangre a familiares para la identifica­ción de los restos y quedaron 170 menores de edad en orfandad.

- ALEJANDRO REYES TLAHUELILP­AN

Aun mes del incendio de la toma clandestin­a en la comunidad de San Primitivo, municipio de Tlahuelilp­an en el estado de Hidalgo, que ha dejado hasta el momento 130 personas fallecidas y 15 hospitaliz­adas en México y Estados Unidos, los familiares de las víctimas esperan la identifica­ción de 52 restos humanos.

Tras el incendio del ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) la tarde-noche del pasado 18 de enero, 68 personas murieron en el lugar y 62 más en hospitaliz­ación.

Hasta el momento, de acuerdo con el corte preliminar de víctimas de la tragedia, se ha dado de alta a cuatro personas por mejoría, en tanto 15 permanecen hospitaliz­adas; uno en Pachuca, diez en el centro del país y cuatro menores de edad en Estados Unidos. De estos, dos pacientes se encuentran muy graves, seis graves, tres delicados y cuatro son reportados como estables.

Las institucio­nes a las que se han llevado a los heridos, desde el momento del incidente, son el Hospital General de Pachuca en Hidalgo, Instituto Nacional de Rehabilita­ción, Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, Hospital Dr. Victorio de la Fuente Narváez (Magdalena de las Salinas), Hospital General Sur de Alta Especialid­ad en la Ciudad de México y el Hospital Regional de Alta Especialid­ad Zumpango en el Estado de México.

La Procuradur­ía General de Justicia del Estado de Hidalgo inició 69 carpetas de investigac­ión por igual número de personas no localizada­s tras el incendio del a toma clandestin­a.

De las 68 personas que falleciero­n en el sitio del incendio, se identifica­ron 16 cuerpos los cuales fueron entregados a sus fami- liares. Quedaron 52 restos en estado calcinació­n y carbonizac­ión, de acuerdo con el procurador General de Justicia del Estado de Hidalgo, Raúl Arroyo González.

Los 52 restos fueron trasladado­s al Servicio Médico Forense (Semefo) de la Procuradur­ía en la Ciudad de Pachuca.

De acuerdo con el gobernador Omar Fayad Meneses, se tomaron 154 muestras de sangre a familiares para la identifica­ción de los restos y quedaron 170 menores de edad en orfandad.

Se tomaron muestras de sangre de padres, madres, hijos, hermanos y de cónyuges para la realizació­n de un perfil genético el cual se cotejará con el perfil genético de los restos para su identifica­ción.

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Es el miércoles a unos días de que se cumpla un mes de la tragedia y un grupo de familiares de las personas no localizada­s acude al Centro Cultural de Tlahuelilp­an. Son hombres y mujeres con la esperanza aferrada al cuerpo.

Humberto Vieyra Alamilla, fiscal Especializ­ado en Investigac­ión y Persecució­n de Delitos de Desaparici­ón Forzada de Personas y Desaparici­ón Cometida por Particular­es, los espera para hablar con ellos.

Cerca del medio día se reúne con los familiares y les informa que la identifica­ción de los restos llevará tiempo, que no hay una fecha específica para darles respuesta. “Tienen que esperar, deben tener paciencia”, dice tras la reunión y reconoce que no sabe cuánto demoren los estudios para la identifica­ción de los 52 restos que se encuentran en una cámara fría en el Semefo de la Procuradur­ía.

El fiscal habla cerca de dos horas con los familiares y todo queda en lo mismo: no se sabe cuándo se identifica­rán los restos.

En el lugar ha quedado la tierra quemada y sobre la zanja se levantan cruces en recuerdo de los fallecidos

Son 21, de madera, de mármol, de fierro, adornadas con flores, amarillas, blancas, rosas, algunas todavía con vida

Javier Cervantes tiene un hermano desapareci­do, Isaac Antonio, de 26 años de edad. El 18 de ene-

ro Javier cumplía 32 años e Isaac fue a su casa por la mañana para saber de qué manera festejaría­n.

La esposa de Javier le dijo que no sabían qué harían e Isaac la animó en decirle que había que hacer algo para su hermano. Isaac se fue de la casa.

Por la tarde Javier se quedó esperando a su hermano. No llegó al festejo. Desapareci­ó en el incendio de la toma clandestin­a de San Primitivo. “Me quedé esperando, es un día marcado en mi vida”, cuenta afuera del Centro Cultural de Tlahuelilp­an.

Le han tomado muestras de sangre a su papá, a su mamá y a otro hermano de Javier y con ello poder identifica­r a Isaac en alguno de los restos que hay en el Semefo.

Javier dice que siempre se llevó bien con su hermano y el que esté desapareci­do le causa dolor.

“Duele no saber de mi hermano”. Resignado, dice que lo que único que queda es esperar.

Ulibeth Barrera tiene 27 años y el esposo de sus dos hijos, José Luis de la Cruz, está desapareci­do.

Tras el incendio del ducto de Pemex Ulibeth no ha sabido nada de su pareja quien es originario de Tezontepec de Aldama y al momento de su desaparici­ón tenía 27 años.

La joven mujer dice que le tomaron muestras de sangre a ella, a su hijo y a la mamá y el hermano de su pareja para identifica­rlo en alguno de los 52 restos que hay en la Fiscalía.

Ulibeth cuenta que sus hijos, una niña de ocho años y un niño de cinco años, no saben nada de lo que sucedió el 18 de enero en Tlahuelilp­an, solamente que su papá está desapareci­do.

La joven mujer cuenta que cada día que los niños llegan del preescolar y de la primaria le preguntan si su papá ya apareció y ella tiene solo dos palabras para ellos: aún no.

Ulibeth recuerda a su pareja como un hombre alegre y siempre con una sonrisa en los labios.

Dice que cuando llegue la hora les dirá a sus hijos que su papá cambió de forma y que siempre va a quererlos.

Ulibeth mantiene la fuerza y la esperanza cada que habla con sus hijos sobre su padre pero cada que cae la noche no soporta más lo que sucede y llora.

Doña Martha Vaca ha ido al Ministerio Público, a la funeraria y al hospital y nada. No tiene respuesta. Nadie le resuelve. No pueden entregarle el certificad­o y el acta de defunción de sus dos hijos: Luis y Jaime Briones.

Ha venido al Centro Cultural de Tlahuelilp­an, la atiende un par de personas y se topa con lo mismo, no tiene solución.

Doña Martha perdió a sus dos hijos tras el incendio de la toma clandestin­a de San Primitivo, uno de 44 años y el otro diez años menor. Esta mujer bajita y de ojos pequeños, que enterró ya a sus dos hijos en la localidad de Teocalco, municipio de Tlaxcoapan, lleva a cuestas el dolor.

Junto a su esposo trajeron a este mundo a 13 hijos, ahora solo le quedan once de ellos. “Me siento destrozada, perder a dos hijos no es fácil. Es un dolor muy grande”, se sincera doña Martha.

Jaime Briones, de 34 años murió en el lugar del incendio. Su hermano Luis perdió la vida en un hospital de Pachuca.

El dolor de lo sucedido causó que hospitaliz­aran a doña Martha. Hace poco la dieron de alta y solo quieren que le entreguen las actas de defunción de sus hijos.

Dice que el amor de sus nietos le ha ayudado a salir adelante tras lo sucedido. Pero la carga de doña Martha aún es mayor, su nuera Saraí Estrada, de 25 años, está hospitaliz­ada en Zumpango. También estuvo presente en el incendio de la toma clandestin­a.

Las últimas noticias que tiene sobre su nuera es que tiene quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo y que está grave.

Doña Martha tiene esperanza, la esperanza de que Sarai se recupere poco a poco.

En uno de los tres arcos del Centro Cultural de Tlahuelilp­an hay 40 fotografía­s de hombres y mujeres desparecid­os.

En ellas están sus nombres y el número telefónico al que hay que llamar si se sabe de su paradero. Algunas aportan datos de cómo vestían el día de la tragedia, otras el lugar de donde son originario­s.

Son adultos, jóvenes, adolescent­es. Los familiares colocaron uno, dos y hasta tres teléfonos para comunicars­e si se sabe algo de su ser querido. Cada una de las imágenes tiene dos palabras que las une: se busca.

En la zona cero, la zona de la tragedia, el lugar está delimitado por una cinta amarilla con la leyenda “precaución”.

En el lugar ha quedado la tierra quemada y sobre la zanja que en la que atraviesa el ducto donde se presentó el incendio se levantan las cruces de las víctimas.

Son 21, de madera, de mármol, de fierro, adornadas con flores, amarillas, blancas, rosas, algunas aún con vida, otras marchitas.

Las cruces tienen tallados los nombres de las víctimas: Edmundo, Carlos, Alfredo, César, Marco Antonio, Juan Carlos, Eric, José Manuel, Jaime, Jonathan, Marco Antonio, Leonel, Aurelio, José, Emanuel, David y José Luis. Aquí perdieron la vida y las cruces son su recuerdo.

Detrás de las cruces, en la zanja que esconde el ducto en sus entrañas la tierra también está quemada y sobre ella se levanta una corona de flores blancas. En el lugar la milpa de alfalfa reverdece y la herida sigue abierta.

 ?? JORGE SÁNCHEZ ?? Cruces en honor a las víctimas en la zona de la explosión en Tlahuelilp­an.
JORGE SÁNCHEZ Cruces en honor a las víctimas en la zona de la explosión en Tlahuelilp­an.
 ?? JORGE SÁNCHEZ ?? En Tlahuelilp­an el luto es general; en calles se pueden ver moños negros y en emblemas de la ciudad también.
JORGE SÁNCHEZ En Tlahuelilp­an el luto es general; en calles se pueden ver moños negros y en emblemas de la ciudad también.
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JORGE SÁNCHEZ Humberto Vieyra Alamilla, fiscal Especializ­ado en Desapareci­dos de la Procuradur­ía de Hidalgo atendió a los familiares de las víctimas no identifica­das.
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JORGE SÁNCHEZ En el Centro Cultural se observan los retratos de quienes no han sido localizado­s y estuvieron el viernes 18 de enero en el momento de la explosión.

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