Milenio Hidalgo

Héctor Bonilla y Lady Gaga

- SUSANA MOSCATEL susana.moscatel@milenio.com

Quién diría que esos dos nombres, esas dos trayectori­as, terminaría­n uniéndose en una lista de aquellas que celebramos en el mundo de las artes? Por supuesto que hablo de los nuevos 842 invitados a participar en la Academia de Ciencias y Artes Cinematogr­áficas que se dio a conocer esta semana, que incluye un grupo de destacados mexicanos, como Bruno Bichir, Lucía Gajá, Ofelia Medina, Dolores Heredia y varios más.

Por supuesto que la nota que más réplica tuvo fue la de la invitación para Marina de Tavira, ¿y cómo no? Independie­ntemente de sus logros en Roma, todos los que amamos el teatro y el buen cine en nuestro país sabemos qué tamaño de profesiona­l estamos hablando. Lo celebro. Lo agradezco. Lo aplaudo y espero, como dice un buen amigo mío, que sí les manden todas las películas para que puedan verlas y votar cual se debe.

Lo que me llama mucho la atención es que se hayan tardado tantos, tantos años en reconocer a grandes como Doña Ofelia y a Héctor Bonilla. Sí, todo esto está ocurriendo en estos momentos en gran parte por la promesa de hacer a la Academia más incluyente en términos de edad, origen y diversidad en general. Pero no puedo dejar de notar que los tiempos del arte y el espectácul­o son extraños, y la fama en Estados Unidos sigue siendo una de las armas más poderosas para “pertenecer” de una manera mucho, más inmediata. No me lo tomen a mal. Siempre he sido fan de Lady Gaga y ahora con A Star es Born la considero una estrella que siempre será, cual debe, parte de nuestras vidas. Esto futureando, pero hay más que con qué. En el caso de Héctor Bonilla, como que incluso nosotros mismos nos hemos empezado a dar cuenta del tamaño de histrión y genio incansable que siempre hemos tenido. No recuerdo un momento en mi vida en el que él no haya estado presente, ya sea con alguna obra de teatro, algunas de las mejores telenovela­s que se han hecho, película o incluso esos icónicos anuncios de Bacardi de los años ochenta que, Así, sí, me hacían pedir mi piña colada (virgen, por supuesto) en esos tiempos en el momento de ver una alberca o un asador.

Así que vivan y vengan los reconocimi­entos. Este es solo uno de ellos. No han sido tiempos fáciles para este gran actor, pero eso no lo ha detenido por nada. Y no ha apaciguado su brutal sentido del humor y claridad al promover sus ideas. O a criticar cuando no se cumple lo prometido. En otras palabras. Héctor Bonilla es lo más auténtico que tenemos en el medio artístico. Entendido como el medio de las artes para todos. Espero que alguien le cuente a Lady Gaga en que gran nivel de compañía se encuentra.

¿En serio?

Me llama la atención que se hayan tardado años en reconocer a grandes como Ofelia Medina

Por más abominable­s que nos parezcan los conceptos de Mauricio Clark, ¿No nos hace igual de horribles gozar y burlarnos de su recaída en las drogas que se dio a conocer en los medios hace unos días? ¿Podemos ser críticos y compasivos a la vez? Lo pregunto por una amiga…

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