“Sin la IP no habrá crecimiento y sin capital no habrá socialdemocracia”
En seguimiento a la columna anterior, sobre el debate político acerca del socialismo en Estados Unidos, asunto que abordó el estudio de JP Morgan Chase & Co., realizado por Michael Cembalest, alto funcionario del grupo financiero, ahora tocaremos el caso de México.
Al respecto, un amigo mío, destacado economista mexicano con amplia experiencia internacional, que pidió conservar el anonimato, me compartió el siguiente análisis:
“Crear una gran base gravable y tasarla con impuestos progresivos permite contar con los recursos requeridos para crear la red de mínimos de bienestar para la población.
“En México, desafortunadamente, tenemos una base gravable pequeña y una tasa impositiva promedio efectiva (no la nominal) muy baja.
“Por ello los programas sociales generalmente se han venido financiando con la renta petrolera y/o deuda pública. AMLO pretende lograr este objetivo sin deuda y sin impuestos nuevos, desviando recursos de otros sectores hacia el petróleo y el gasto social. Creo que va a ser muy difícil cuadrar estos números.
“Desde mi punto de vista, es necesaria una reforma fiscal que eleve la base gravable y elimine las exenciones y las evasiones, para lograr una recaudación que permita ampliar los servicios sociales”.
El estudio de JP Morgan Chase & Co. incluye una gráfica que presenta el crecimiento del PIB per cápita de varios países, en los últimos 100 años (1913-2018). Se observa que en un siglo México solo ha crecido un múltiplo de cinco veces, cerca de los peores. Argentina apenas duplicó su crecimiento cuando fue uno de los países más ricos del mundo, a diferencia de los que más crecieron, como Taiwán y Corea del Sur.
Antes de conocerse la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda, el economista mexicano coincide con Urzúa sobre el daño que causa el manejo irresponsable de las finanzas públicas:
“El magro crecimiento del PIB de México frente al crecimiento de su población proviene de una pésima administración de la economía, en la que se ha privilegiado el gasto corriente por encima del gasto en inversión, y se ha empleado la deuda para cubrir la diferencia entre ingreso y gasto.
“Lo anterior requiere elevar la tasa de inversión, como porcentaje del PIB, del 20 por ciento actual, a un nivel superior al 25 por ciento. Lograr este cambio requiere cambios importantes, entre éstos están una reforma fiscal; una redistribución del gasto (privilegiando la inversión por encima del gasto corriente) y reformas estructurales adicionales.
“Pero sobre todo requiere de un nuevo contrato social que apoye esta transformación. Hacer los cambios necesarios es una tarea difícil y requiere del apoyo y el entendimiento de la población.
“Hacer crecer el pastel y distribuirlo de una manera más o menos equitativa es algo muy difícil, por ello un gobierno que ha logrado crear una red de mínimos de bienestar se puede, luego de esto, dedicar a hacer crecer el pastel.
“No me cabe la menor duda de que la formula hacia el futuro, para mantener la democracia, es alguna modalidad del socialismo democrático o socialdemocracia”, concluyó.
Coincido plenamente con la conclusión de mi amigo, pero sin la confianza del sector privado no habrá crecimiento y sin capital no habrá socialdemocracia.
Sin la confianza de la IP no habrá crecimiento y sin capital no se dará esa tendencia política