¿Sirve tanta inversión?
La desaceleración económica que se vive en México solo tiene una forma de resarcir el daño a las finanzas de la 4T producto de sus “medidas de austeridad”.
Fortalecer el mercado interno y la creación de empleos, parece ser la
única opción que le queda al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y en estados como Hidalgo, Querétaro, Puebla, la propia Ciudad de México y el Edomex, puede darse un resurgimiento.
En el caso de la entidad hidalguense, de septiembre de 2016 a la fecha, se tiene cerrada ya una cifra cercana a los 60 mil millones de pesos en inversiones, llegada de empresas locales, nacionales, extranjeras, con lo que se ha levantado el indicador en cuanto al desarrollo económico no solo de la demarcación sino de todo el Va- lle de México.
En Querétaro, tan solo este año se anuncian inversiones por más de 100 millones de pesos de la mano de Canacintra en Tequisquiapan, Cadereyta y el área de Bernal.
En Puebla a inicios de año se habían definido ya 16 nuevas inversiones equivalentes a 135 mil millones de pesos y más de 6 mil fuentes de empleo.
Como se puede leer, la inversión es vasta y uno pensaría que no hay crisis ni desempleo, sin embargo, la situación se complica cuando se denota la fragilidad del Producto Interno Bruto, la baja en el consumo privado y la falta de un plan económico donde se cuente con una certeza de que no habrá recortes presupuestales para el crecimiento de empresas privadas que puedan brindar servicios a los gobiernos municipales, de los estados y el federal.
En suma sí, sirve la inversión porque sin inyección de recursos no hay crecimiento económico, pero tiene que ir emparejado de una producción laboral sostenida y de políticas que permitan caminar en momentos de desaceleración o crisis a los inversionistas y toda la cadena productiva.
En suma, sí sirve la inversión porque sin inyección de recursos no hay crecimiento