Escritores bajo amenaza
En la misma semana, recibieron amenazas de muerte dos escritores, Guillermo Sheridan y Héctor de Mauleón. En el caso de Héctor no es la primera vez, so
lo la primera luego de un tiempo de calma. Su condición de cronista diario del México delincuencial en que vivimos, y lo delincuencial incluye con demasiada frecuencia a lo político, le ha valido muchas enemistades y muchas amenazas. Lo de Sheridan es diferente. Académico, conocedor de la obra de Octavio Paz, novelista, experto en Los Contemporáneos, lo que comparte con Héctor —aparte de periódico: ambos son columnistas de El Universal— es su permanente y afilada crítica al obradorismo.
No es un detalle menor, porque Guillermo recibió la amenaza en papel y en su casa —la de Héctor llegó como un mail—, y una amenaza que claramente es una respuesta a sus críticas a la llamada 4T. ¿Solidaridad, preocupación institucional?. Sí. Del PEN Club, de colegas, de activistas. No, en cambio, del gobierno, ese que se mete hasta en los deportes que deberíamos practicar o en los valores morales que deberíamos acatar, ni de sus activistas e intelectuales a modo, salvo alguno que, antes de condenar “cualquier forma de violencia”, apuntó que bueno, es que figuras como Sheridan y Mauleón promueven el odio, por ejemplo, cuando “insultan” al presidente López Obrador. No lo hacen, por supuesto, salvo que caigas en el error de bulto de confundir la ironía —ambos la dominan muy bien— y la crítica con el insulto. Sobe todo, acusarlos implica pasar por alto que la carta recibida por Guillermo está perlada de expresiones usadas sistemáticamente ¡por AMLO! Fifí, claro. Y chayotero. Mafioso. Sepulcro blanqueado.
No sabemos de dónde vienen exactamente las amenazas. Sabemos en cambio que, en el país donde los periodistas son asesinados una semana sí y otra también, no solo estamos igual de expuestos que en el sexenio anterior, sino también expuestos a grupos afines al régimen a los que éste, que dice que nos representa a todos, no les dice ni pío.
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¿Son de Twitter? Acérquense a Zona Paz, cuenta dedicada al poeta con la que mucho tiene que ver Sheridan. Nos recuerdan ahí lo que Paz adoptaba de Orwell: “decirle a la gente lo que no quiere oír”. Eso.