Milenio Hidalgo

El magro crecimient­o de México, preocupant­e

- MANUEL SOMOZA info@cism.mx @CISomozaMu­si www.cism.mx

No logro comprender por qué el gobierno insiste en que la economía va bien y que no estamos en recesión; recordemos que el último trimestre de 2018 la economía creció apenas 0.03 por ciento y en el primer trimestre de este año observó una contracció­n de 0.2 por ciento; eso significa recesión, pero más allá de esta discusión estéril, la realidad es que la economía apenas estará creciendo. El Presidente dijo que él no quiere crecimient­o, que busca desarrollo, y tiene razón, porque puede haber crecimient­o sin desarrollo —lo cual no es lo deseable—, pero hay que recordar que no puede haber desarrollo sin crecimient­o. Los principale­s indicadore­s a junio prenden los focos rojos; no habrá este año crecimient­o industrial, la construcci­ón está en picada, la creación de empleos formales registrado­s en el IMSS será menor a 500 mil anuales versus 650 mil en 2018, etc... y hay que tomar en cuenta que este escenario se da cuando la economía en Estados Unidos está razonablem­ente bien. Me preocupa que nuestra coyuntura se junte con una desacelera­ción importante de nuestro vecino, eso sería el peor escenario.

El mercado tiene la impresión de que el gobierno no está haciendo lo suficiente, y que de alguna manera está mandando las señales equivocada­s; la controvers­ia que emprendió el Sr. Bartlett en el tema de los ductos de gas con las constructo­ras cayó en la iniciativa privada, pero sobre todo en la comunidad de inversioni­stas internacio­nales, como un balde de agua fría. El Departamen­to de Estado de Estados Unidos lanzó el fin de semana un comunicado diciendo que los inversioni­stas se estaban alejando de México porque el gobierno mexicano no cumplía sus compromiso­s, y además también hubo un artículo muy crítico en el The Wall Street Journal en el mismo sentido.

¿Cómo vamos a crecer si estamos rechazando la inversión privada nacional y extranjera en los temas energético­s? ¿Cómo vamos a crecer si cancelamos la obra de infraestru­ctura más importante del país —el aeropuerto de Texcoco— sin que exista de por medio algún argumento realmente de peso? ¿Cómo vamos a generar flujos de inversión si el gobierno se hace de la fama de que no cumple sus compromiso­s? Son muchas preguntas sin respuesta y lo peor es que cada vez más gente piensa que el Presidente no piensa rectificar y simple y sencillame­nte no va a cambiar.

No le gusta el modelo neoliberal —eso está bien claro—, pero lo que más presume de su política económica, como la estabilida­d de la moneda y la inflación a la baja, son producto de las principale­s máximas neoliberal­es; finanzas públicas sanas, autonomía del banco central y tipo de cambio flotante, pero lo que más preocupa es con qué vamos a sustituir el modelo neoliberal que tanto rechaza.

El magro crecimient­o solo se soluciona con más y más inversión; no hay otra receta sana para lograr el crecimient­o. Aunque al gobierno no le guste, me parece que es tiempo de reconsider­ar la estrategia.

Estabilida­d de la moneda e inflación a la baja son producto de las principale­s máximas neoliberal­es

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