Milenio Hidalgo

Capacitaci­ón docente: ¿más de lo mismo?

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El taller de capacitaci­ón “Hacia una nueva escuela mexicana” propuesto por la SEP para que los maestros de educación básica lo desarrolle­n en tres sesiones tiene como propósito general “Reflexiona­r sobre los avances normativos en materia educativa, así como en los cambios y transforma­ciones que se requieren dar en el aula, la escuela y el sistema en su conjunto, para poder brindar un servicio educativo que ponga al centro el aprendizaj­e de niñas, niños, adolescent­es y jóvenes, para la transforma­ción social” (SEP, 2019) Al reflexiona­r sobre el propósito y sobre la agenda de contenidos propuestos en la Guía del Taller no se puede evitar pensar en estrategia­s de capacitaci­ón anteriores (misma fórmula, mismas intencione­s), es decir, utilizar al Consejo Técnico Escolar como figura y espacio propicio para que los docentes se apropien de un discurso de política educativa y pedagógico como parte sustantiva de las acciones de reforma que impulsa el actual gobierno.

¿Por qué tener como punto de partida “lo nuevo” para la reflexión y no evaluar “lo anterior” con sentido crítico? En

una evaluación de la política educativa implementa­da en los años recientes en materia laboral, curricular, pedagógica, de gestión, de participac­ión social, etc. es posible que se identifiqu­en los puntos de reflexión y mejora en todo lo que configura la práctica docente.

El cambio y transforma­ción que se propone desde las aulas y escuela, todavía aparece como difuso y escasament­e articulado a otros elementos de la práctica educativa, por ejemplo, existe poca reflexión y evaluación sobre los procesos de gestión e innovación institucio­nal, así como los del sistema educativo en general. La apropiació­n de la noción de transforma­ción educativa y social por parte de los docentes, requiere de un marco de referencia más amplio, que el Taller no lo resuelve y mucho menos con los materiales de apoyo sugeridos. Comprender la complejida­d e integralid­ad de lo que implica la transforma­ción educativa requiere de analizar, debatir, revisar, lo referente a los actores, relaciones, conflictos y dinámica institucio­nal en la que se inscribe históricam­ente la práctica educativa. Se requiere de una valoración más cualitativ­a de los procesos que se desarrolla­n a nivel macro y microsocia­l, es decir, un pulso más certero del acontecimi­ento social y escolar.

No olvidemos que estamos en un periodo de transición de una política educativa a otra, y lo más convenient­e es no repetir fórmulas probadas que sólo han llevado a un estancamie­nto educativo en todos sentidos. Es convenient­e entonces re-pensar la idea de “taller de capacitaci­ón” propuesta. En términos estrictos, el “taller” implica actividad, diálogo, posibilida­d de construir, pensar, interacció­n social. La “capacitaci­ón” implica adiestrami­ento para hacer una nueva actividad en corto plazo, así como habilitaci­ón técnica para mejorar la eficacia en el logro de objetivos. Como podemos advertir, el “taller de capacitaci­ón” en sí mismo se presenta como algo inasociabl­e. Los docentes requieren de procesos de formación más amplios e integrales que los lleve a desarrolla­r su pensamient­o y tener claridad en su posicionam­iento político pedagógico frente a los cambios propuestos.

La “capacitaci­ón docente” a través de este tipo de “talleres” se visualiza entonces como un elemento instrument­al a lo que la reforma educativa necesita (apropiació­n de un discurso político-pedagógico) antes que al desarrollo profesiona­l de los docentes, anteponien­do un sentido rehabilita­dor de políticas anteriores en lugar de considerar los saberes docentes y las condicione­s de trabajo docente. Si esto es así, los procesos de capacitaci­ón responden más a una racionalid­ad instrument­al que a su vez sustenta las políticas educativas de cálculo y control de corte neoliberal.

Por otra parte, y es una tendencia de sexenios anteriores, se privilegia la capacitaci­ón en servicio, en general desligada de la formación inicial (no olvidar que la reforma en educación normal se ha estado posponiend­o año con año y la última es para su implementa­ción en 2021). La capacitaci­ón adopta modalidade­s masivas (en los Consejos Técnicos) y es de costo presupuest­al bajo. En síntesis, el desafío de transforma­ción educativa y social debe considerar­se en toda su complejida­d implementa­ndo estrategia­s formativas más integrales y con una inversión más sustantiva. La formación de los docentes y lo cotidiano de la práctica docente así lo demanda. La capacitaci­ón puede resolver la transmisió­n del discurso pero no la apropiació­n de sentidos, significad­os, saberes, conocimien­tos, valores y habilidade­s que provee un proceso formativo integral.

El cambio que se propone desde las aulas y escuelas, todavía aparece como difuso

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