Milenio Hidalgo

Éter: puerta a los elevados reinos de la conciencia

Trabajar este elemento con yoga es la entrada al milagro y al misterio

- MARIÉN ESTRADA marien@caminoamar­illo.net @marien_caminoa7

Hablar del éter de inmediato nos remite a lo intangible e inasible, lo incorpóreo y sin forma, y es que esta energía primordial es la fuerza que fluye constantem­ente desde las profundida­des del universo, “uniendo al hombre con la creación” y desde donde surgen y actúan los otros cuatro elementos que conforman todo lo que existe.

El éter, también identifica­do con el espacio, es entonces el elemento más sutil que existe y en el cuerpo humano aparece en los lugares huecos, incluido el centro de la columna vertebral, las venas, las arterias, los nervios, los órganos internos y las distintas cavidades corporales.

A este elemento puede describírs­ele como la matriz energética donde todos los fenómenos cobran forma y sus cualidades son inmediatez, presencia, vacío, franqueza, silencio interno, libertad y ser. Su expresión fundamenta­l es la conciencia directa y profunda de lo que verdaHay posturas en las que el cuerpo se rinde y la mente se disuelve.

deramente es, libre de procesos mentales como las suposicion­es, expectativ­as y proyeccion­es.

La aplicación superficia­l de espacio de acuerdo con el portal yogadinami­co.com, es la concentrac­ión “y la aplicación sutil

de espacio es la entrega de la intención”. Esto genera una atención que se vuelve amplia y profunda, abarcando la totalidad de nuestro cuerpo y sus actividade­s, y todo nuestro ser y su contexto; en la conciencia dinámica conocida en la tradición yóguica como samadhi o la cumbre del estado meditativo donde la conciencia se funde con el universo.

En realidad, el que suceda este fenómeno “depende solamente de ser capaz de relajarse en el funcionami­ento intrínseco de la conciencia en sí, lo cual es ver a través de los ojos, oír a través de los oídos, oler a través de la nariz, saborear a través de la lengua, sentir a través del cuerpo, percibir, concebir e intuir a través de los diversos aspectos de la mente, sin distorsión. Estas funciones están incorporad­as en el organismo humano. Solo necesitan liberarse de nuestra intromisió­n”.

A nivel energético, se lo relaciona con Vishuda o el chakra de la garganta y se dice que cuando el elemento éter se encuentra en equilibrio, se experiment­a un estado de presencia, franqueza a través del habla iluminada y libertad, una sensación de totalidad, unión y paz, que posibilita alcanzar estados meditativo­s profundos de conexión espiritual. Cuando hay desbalance, aparece apatía, fragmentac­ión y miedo a la muerte.

Así que posturas como Sarvangasa­na, la postura sobre los hombros o Simhasana, la postura del león, donde la garganta se comprime, es excelente para equilibrar Vishuda, pero es Savasana, la postura del muerto, en conjunto con la respiració­n, donde el cuerpo se rinde y la mente y se disuelve, en el flujo de conciencia verdadera y natural donde no hay dualidad y donde todo y nada sucede al mismo tiempo y sin ataduras.

(Con informació­n de yogadinami­co.com, atmayogaar­teduna.blogspot.com y casasoham.com)

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ESPECIAL
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