Crisis en los partidos
La desconfianza ciudadana hacia los partidos en México, trabajada y remachada por la 4T, tiene al borde del abismo a todos institutos políticos que no pueden recuperarse en aspectos como la identidad y el mensaje a la gente sin salir raspados o insultados.
Hablar hoy de política partidista implica tener que enfrentarse a términos como corrupción, falta de trabajo, raterías, complicidad, entre muchos otros adjetivos a los que se hacen acreedores los dirigentes, funcionarios públicos, diputados, senadores, gobernadores.
A pesar de ello hay quienes se empeñan en sacar adelante proyectos que parecen en el olvido y seguir viviendo de la renta que representa preservar un registro y competir en las elecciones.
Sin ser aquellos tiempos de bonanza en donde el presupuesto era repartido a placer entre dirigentes y partidos, donde se autorizaban viáticos y salarios por encima de los de cualquier profesionista, los políticos se volvieron empresarios partidistas al grado de terminar con la gallina de los huevos de oro. Los tiempos de austeridad parecen haber llegado aunque sea en el papel y hoy quienes se mantienen al frente de los partidos deben sufrir como cualquier mortal. Incluso, muchos se alejan sigilosamente para no querer figurar más, pero otros como es el caso del Partido Revolucionario Institucional y su nueva dirigencia, o el Partido Acción Nacional y sus aferrados ideólogos, o Movimiento de Regeneración Nacional que es el club de moda, parecen ser los últimos resquicios del gran dinosaurio político mexicano. Los demás parecen ser simples espectadores que aunque siguen subsistiendo del dinero público cada vez se torna más negro su panorama y con ello comenzará la extinción de los partidos y la posible evolución de la política en México.
Se empeñan en sacar adelante proyectos que parecen en el olvido