Se Perdió el Respeto
La sociedad mexicana está dividida. Todos los días ocurren choques verbales por razones políticas. En esta polarización
política se escucha desde hace algunos años un estribillo que intenta atenuar ese combate ya permanente. En cualquier debate se repite la frase “con todo respeto” que tiene en este medio, muchos más significados que el literal. “Con todo respeto” es una muletilla que usan desde el Presidente de la República hasta el último regidor cuando sostienen un diálogo o presentación pública y se apoyan en ella cuando saben que está a punto de exponen un contenido que puede incomodar a su interlocutor.Es quizá también el vicio que tenemos los mexicanos de rodear y paliar con palabras cordiales una expresión fuerte. Existe en la cultura mexicana el prurito de no golpear con las palabras. Actualmente se presentan muchas contradicciones verbales con un origen político. Es casi una fiebre la necesidad de contrastar las opiniones y se han multiplicado las oportunidades de hacerlo. Colocar la frase “con todo respeto” es una advertencia; es también un permiso. Es marcar un territorio. En el afán por disfrazar las verdaderas palabras, la frase en realidad es un sinónimo de: “no me voy a callar”. Cuando se usa con ironía se transforma en: “aunque no estés de acuerdo”. Cuando se pronuncia con sarcasmo puede significar: “sé que te va molestar”. Y cuando se dice de forma sincera corre el riesgo de ser recibida con reservas. En una plática fluida y sin trasfondo no es necesario decir a tu interlocutor que tus expresiones las harás con respeto, porque éste, es un estado elemental para el diálogo. La civilidad no ofende, es digna. El respeto trasciende las palabras; se expresa y se recibe sin necesidad de manifestarlo.