¿Qué hacer con Plácido Domingo?
Como comentarista de espectáculos más deunapersonamehapedidoquecomente el tema de la investigación que acusa al grantenordecomportamientosabusivos haciadiversasmujeresy,másalládedarla informaciónquehay,consurespuestaincluida,noveo porquénicómoyopuedasaberexactamentequépasó. Si no tengo los datos puedo tratar de ser consecuente y decir que hay que creerles a las mujeres que acusan, pero no ciegamente. Hay que investigar. Discernir. Llevamos con esto más de dos años y honestamente quiero pensar que hemos logrado cambiar o al menos hacer menos fáciles los comportamientos violentos y de abuso que por tantos años han sido parte de la vida normalcontralamujer.Eshoradeeducarnosdistinto. De aprender. Pero como en todo, no para poder lograr cualquier cambio real, no es hora de fanatismos.
Lo digo porque aunque he hecho lo posible por no metermeenesteembrollodiciendo“yoopinoquePlácido …” (qué demonios importa mi opinión aquí, importan los hechos y no los tengo) igual he sido, como cualquiera, receptora de insultos, agresiones y hasta amenazas de violencia por proponer que seamos cautelosos, simplemente para aprender a distinguir a las verdaderas víctimas de las que no, sin implicar nada respecto a quienes acusan al cantante.
Me parece particularmente irónico y hasta oscuramente divertido que muchas de las amenazas e insultos vienen acompañadas con comentarios respecto a mi aspecto físico, cuánto pesaba hace diez años o mi origen étnico. En otras palabras, más allá de los trolls profesionales y bots inventados, hay que agredir a la mujer para defender a la mujer. No, pues gracias por su apoyo.
Por supuesto que yo no quiero que Plácido Domingo, una figura que siempre he relacionado con una gran sonrisa, el arte y su solidaridad en nuestro país durante el terremoto del 85, resulte ser un monstruo más de esta lista. Pero, y sin comparar por favor, tampoco quería creer eso de Harvey Weinstein porque verdaderamente hacía películas maravillosas, o de Kevin Spacey porque es uno de mis actores favoritos (aunque nunca muy amable en persona con las mujeres, debo decir por experiencias propias). También entiendo que comportamientos del ayer, en el contexto de hoy, son absolutamente imperdonables, pero solo podemos cambiar el futuro, no lo que ya pasó. Sí, aprendiendo de ello, pero no perdiéndonos en la narrativa solo porque hay famosos de por medio.
Por ahí he visto artículos defendiendo lo indefendible.Comoque“esválidoquehayadañoscolateralesde inocentes” con tal de cambiar la cultura. Mejor trabajemos más en discernir quién hizo qué y partamos de ahí. Ya sé, parece imposible para nuestra causa, para la batalla de estar seguras en nuestros entornos más básicos. Pero al leer encabezados como “La tiranía feminista ahora va contra Plácido Domingo”, me pregunto si estamos haciendo más daño que bien.
Por supuesto que no me refiero a las denunciantes. Ellos deben tener todos los espacios del mundo y nosotros, escuchar. Pero para muchos esto ya es un juego de absolutos y no sabemos lo que realmente pasó.
¿Estaremos haciendo más daño que bien con titulares como “La tiranía feminista va contra el tenor”?