Milenio Hidalgo

Fábulas de Ovidio y Ackerman

El secretario de Seguridad dijo que una patrulla realizaba una revisión de rutina en Culiacán. Anjá, fábula de Ovidio. Que se vieron en inferiorid­ad numérico-militar. Gran fábula de Ovidio. El operativo debió llamarse así...

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com

Las Fábulas de Ovidio florecen. Dijo el Presidente en una mañanera que si durante la toma de Culiacán la intención era ponerle un cuatro al gobierno: “Nos hicieron lo que el viento a Juárez”. Unos vientos de 250 kilómetros por hora, pero en fon, gran fábula de Ovidio.

El secretario de Seguridad dijo que una patrulla realizaba una revisión de rutina en Culiacán y desde una casa les dispararon. Anjá, otra gran fábula de Ovidio. Que se vieron en inferiorid­ad numérico-militar y que por eso desistiero­n de encadenar a su preso y devolverlo al pesebre. Gran fábula de Ovidio. Pablo Hiriart ha escrito que en Culiacán está el cuartel general de la Novena Zona militar, como parte de la poderosa III Región Militar que abarca a los estados de Sinaloa y Durango. Otra gran fábula de Ovidio. En minutos habrían llegado al fraccionam­iento de Tres Ríos. Más fábulas de Ovidio. Así las casas (muletilla patrocinad­a por Bartlett), el operativo debió llamarse así: “Las Fábulas de Ovidio”. Y todo contentos, todos en paz.

Beauregard

Gil leyó, releyó y puede constatar que la mejor crónica de la toma de Culiacán le pertenece a Luis Pablo Beauregard publicada en El País. Escribe Beauregard que Culiacán “de 850 mil habitantes vio el tiempo detenerse hasta cerca del mediodía del viernes, cuando casi se cumplían 24 horas del choque entre el Ejército y la Guardia Nacional y los miembros del cártel, quienes doblegaron al Estado para dejar en libertad a Ovidio Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán. El Ejército intentó detenerlo para ser extraditad­o a Estados Unidos, un episodio que fue seguido en todo el país a través de las redes sociales casi en vivo y que ha agravado la crisis de seguridad que azota a México y sacudido la errática política en esta materia del presidente, Andrés Manuel López Obrador”.

En el texto de Beauregard en El País puede leerse que “en el fallido” operativo para detener a Ovidio Guzmán, uno de los hijos del Chapo Guzmán, se echó en falta la participac­ión de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) y la Inteligenc­ia estadunide­nse, que colaboraro­n en otras ocasiones similares”. Pues con la pena, pero lo que se ve ni se pregunta.

Ackerman

Gil cayó en una oquedad: el artículo (es un decir) del estandoper­o John Ackerman. Por piedad ingieran Tafil de .50 miligramos: “La gran noticia no es que el hijo de Joaquín Guzmán Loera se haya escapado temporalme­nte de la acción de la justicia, sino que el gobierno de L(i)ópez Obrador está demostrand­o que no respetará los viejos pactos entre el cártel de Sinaloa y el Estado mexicano”. A Gil le va a dar algo, en serio, ¿se puede ser tan rastrero, o tan ciego, o ambos y ambas?

Oigan a Ackerman: “antes los capos no tenían miedo. Se entregaban a las autoridade­s y se paseaban tranquilam­ente con sus esposas puestas frente a los medios de comunicaci­ón con la confianza que tarde o temprano el gobierno o los jueces los dejarían libres”. Dios de bondad. Si Gil estuviera en un quinto piso se lanzaría al vacío

Mentimex

En una nota de Mentimex, o como se diga, publicada en su periódico en Excélsior, se informó que “José Luis González Meza y Juan Pablo Badillo Soto, presuntos abogados de la familia de Joaquín El Chapo Guzmán, agradecier­on al Presidente de México la decisión de liberar a Ovidio Guzmán López y evitar más enfrentami­entos en Culiacán”.

Estos abogados dieron a conocer que la próxima semana, la familia dará más informació­n sobre la detención de Ovidio Guzmán y el dinero que se le confiscó a El Chapo en Estados Unidos. La familia demanda que sea devuelto a México, “porque aquí se generó el dinero, el dinero es de México”.

Los abogados confirmaro­n que existe una orden de aprehensió­n y extradició­n para Ovidio Guzmán y otra para Iván Archivaldo Guzmán.

Señalaron que Ovidio permaneció detenido cinco horas en el fraccionam­iento Tres Ríos, en Culiacán.

Todo es muy raro, caracho, como diría Arthur Miller: Un buen periódico es una nación hablándose a sí misma.

A Gil le va a dar algo, ¿se puede ser tan rastrero, o tan ciego, o ambos y ambas, como Ackerman?

Gil s’en va

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