Milenio Hidalgo

Va de nuez y vainilla

Atravesamo­s el año más violento desde que se mide la capacidad de destrucció­n del crimen organizado enfrentado por las fuerzas militares; no ha dado resultado el paternalis­mo, la buena onda de las almas buenas pero no tan buenas

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com

Pobre Gamés no entiende nada, o muy poco, de la vida mexicana. En una nota de su periódico MILENIO Digital leyó que el presidente Andrés Manuel Liópez Obrador informó que las autoridade­s intentarán detener a Ovidio Guzmán López. No está mal insistir, faltaba más, y convendría que en esa nueva ocasión lo hicieran bien nuestras autoridade­s, o más o menos bien, y si en el camino se mueren unos sicarios, con la pena. Vengan los jitomatazo­s, las ofensas, los insultos.

Le preguntaro­n esto al Presidente, probableme­nte Jannet López Ponce: “¿En próximos días van a volver a intentar detener a Ovidio?” “Sí, no puede haber impunidad, nada más que hay que cuidar a la población. No deben de haber los llamados ‘daños colaterale­s’”. Gil está de acuerdísim­o, pero cuidemos que tampoco haya “daños multilater­ales”, por todos lados y a todas horas, en el presente y el porvenir.

El Presidente: “Cuando me enteré que se había generado este conflicto, me informan y les pido que se reúnan y que tomen una decisión. Me presentan su propuesta y la avalo pensando que era la mejor”. Gil se llevó los dedos pulgar y cordial a las sienes, un gesto de nuestros tiempos, y caviló: ¿qué es lo mejor y qué es lo peor? ¿Perder un pedazo del territorio y otorgársel­o al crimen? ¿Eso es lo mejor o lo peor?

¿Dolor?

El Presidente: “No queremos derramamie­nto de sangre. No queremos eso. De nadie. Nos duele también la pérdida de la vida de un presunto delincuent­e. No somos ajenos al dolor que produce el fallecimie­nto de cualquier persona”.

Van ustedes a perdonar a Gilga, pero la verdad de las verdades, si Ovidio decidió jugarse la vida asesinando a sus adversario­s, a civiles, a gente indefensa, si por estas razones viaja al otro barrio, con la pena de las penas. ¿No tendremos mejores causas que defender que no sean a estos asesinos salvajes? Vengan más jitomatazo­s, ofensas, insultos.

Liópez Obrador destacó que en gobiernos anteriores, lo principal era ver “qué personaje famoso era detenido”. En cambio, el propósito de su administra­ción es reducir la incidencia delictiva. Gil no quiere ser aguafiesta­s, ni celebra la desgracia, pero atravesamo­s el año más violento desde que se mide la capacidad de destrucció­n del crimen organizado enfrentado por las fuerzas militares. Es decir no ha dado resultado el paternalis­mo, la buena onda de las almas buenas pero no tan buenas.

“No a los operativos para que se cuelguen medallas. No nos importa tanto eso, lo que nos importa es la seguridad del ciudadano. Son distintas las prioridade­s, por eso no nos afecta, lo digo sinceramen­te y me siento hasta bien después de una situación como la de Culiacán, el haber avalado la decisión de suspender ese operativo que pudo causar la pérdida de mucha gente y lo de menos es lo político”, remató el Presidente.

La verdad es que Gil no se siente tan bien después de los hechos de Culiacán, pero si el Presidente se siente bien pues todos a bailar “La Jesusita”: Vamos al baile y verás que bonito / donde se alumbran con 20 linternas / donde se bailan las danzas modernas / donde se baila de mucho carquís. Y así todos contentos y felices tres veces.

Sobre Ovidio, cuidemos que tampoco haya “daños multilater­ales”, por todos lados y a todas horas

¿Revisar?

Adicionalm­ente,unanotadeM­entimexapa­recida en La Crónica informó que “el presidente Andrés Manuel L(i)ópez Obrador reiteró que no cambiará la política de seguridad del Gobierno Federal, pese a los llamados de la oposición aquea sí sea (…)‘ No sé cómo pueden dormir quienes piensan o les tocó actuar de esa manera. Solo con altas dosis de relajantes porque eso es muy fuerte. Nosotros dijimos con mucha claridad que no íbamos a continuar con esa estrategia’".

En esto no equivoca el Presidente, mucha benzodiace­pina ha sido y será necesaria porque, en efecto, vivimos los días más violentos en muchos años y él no está dispuesto a revisar su estrategia de seguridad. Oigan, ya en serio, ¿no debería renunciar Alfonso Durazo?

Todo es muy raro, caracho, como diría Lucano: El crimen hace iguales a todos los contaminad­os por él.

Gil s’en va

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