Detractores políticos
El gobernador Omar Fayad encara un cierre de año más al frente de la administración hidalguense con más retos políticos y sociales que nunca.
De los poco más de tres años que lleva su gobierno, de septiembre de 2016 a la fecha, se encuentra quizá en el momento más mediático y medular en donde cada paso y cada movimiento provoca reacciones inusitadas.
Las circunstancias del contexto nacional cambiaron desde hace un año y con ello el gobierno estatal tuvo que reconfigurar su estrategia para no quedarse inmerso en lo que fue el lodazal político de 2018 –se avecina uno en 2020- y estar a la altura del momento.
Desde que era candidato (y desde antes), Omar Fayad ha gozado de las simpatías populares por su personalidad y trabajo en los diferentes puestos donde se ha desempeñado, desde funcionario estatal hasta legislador y gobernante; curiosamente, de donde más se le ha señalado o intentado atacar es de adentro de su propio partido, del propio círculo rojo. ¿Las razones?, se podrían enumerar muchas, pero quizá la única y principal es la lucha por el poder y la popularidad.
El viernes por la noche, en Pachuca, Fayad inauguró una etapa más de la Supervía Colosio, una obra clave para su sexenio ya que dejará huella generacional y por lo mismo estará por encima de lo que se hizo en anteriores gobiernos. De ahí que dijo el gobernador que actualmente en Hidalgo había una mezquindad política producto de los tiempos, de las elecciones que se avecinan, de quienes lo ven como un enemigo y de quienes no terminan por entender que las cosas han cambiado en el contexto nacional y local.
Quizá no exista el gobernante perfecto, nunca ha habido uno ni nunca lo habrá, pero hay quienes intentan sobre salir por su sentido social de gobernar, y eso es lo que al final un ciudadano termina ponderando.
Las circunstancias del contexto nacional cambiaron hace un año