Milenio Hidalgo

Cuando Peña quiso vender el avión

- CARLOS MARÍN cmarin@milenio.com

Como virtual bumerán, el T P 01 que tampoco Evo tuvo vuelve a su ex presidenci­al hangar.

Mariano Morales escribe: “Es claro que el avión de Evo debe ser más modesto que el de Peña. Bolivia es diez veces más pequeña que México y su PIB es una miseria. Solo la masa ignorante y resentida pudo elegirlo presidente. No trates de poner a Evo como muy bueno y modesto. No lo es. Un valiente controla sus miedos, no se arrastra a las primeras de cambio. ¿O tú también te vas a poner al servicio del cobarde matoncito? ¿Qué pasó, Carlitos? ¡Firmes!”. Mary reprocha: “¿Peña necesitaba viajar con 229 personas? ¡Eres muy necio hasta el hartazgo en tus defensas de lo indefendib­le! Es una estupidez haber tenido un avión enorme en este país. Ahora que no se puede vender, ¡a quien criticas es a Andrés!”. Eduardo García: “Creo que el avión que usted refiere fue un 757, no un 727. Si mal no recuerdo el 727 se usó desde JLP, quien lo llegó a pilotar brevemente. Creo también que todos estos aún están en uso por la FAM”.

En el mismo orden: lo de Evo fue porque, efectivame­nte, en un avión ejecutivo se puede trabajar, es una oficina presidenci­al volante, y en un “país de pobres” necesitó un avión “de ricos” porque el que heredó estaba ya tan destartala­do como el presidenci­al que todavía utilizó Calderón. Peña jamás viajó con tantas personas (hasta 230) como las que pudo transporta­r el TP01, pues fue adaptado para un máximo de 80, y Mary vuela con una imaginaria defensa de lo indefendib­le y su reclamo de que a quien criticas es a Andrés (ignoro por qué lo alude con tan igualada familiarid­ad, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador no figura en el texto que la indignó). Finalmente, bien pude confundirm­e con los modelos 757 y 727 de la Boeing.

Con el fracaso de la oferta de venta del aparato que, como dijo mi compañero en MILENIO Tv “el gobierno federal mandó a volar el 3 de diciembre de 2018” y que regresará “al mismo aeropuerto del que salió y al mismo hangar en que se remodeló”, no sobra recordar que el mismo periodista publicó aquí (18 de julio de 2018) que Peña Nieto, en septiembre de 2015 y “ante las críticas por su adquisició­n”, solicitó a Ascend FlightGlob­al Consultanc­y ver la convenienc­ia de venderlo, resultando que lo mejor era conservarl­o, odelocontr­arioseperd­eríamuchod­inero.Alejandro Domínguez habló con Daniel Hall, el especialis­ta que hizo la tarea, quien concluyó que la pérdida sería de algo más de 76 millones de dólares.

Aquellos cálculos estuvieron muy cerca de la realidad.Elestudiop­royectabaq­ueelavión,quecostó21­8.7 millones de dólares, en 2017 costaría 163.2; en 2018, 152.7 millones y en 2019, 141.4 millones de dólares.

Hoy la cosa es pior: el gobierno cree poder venderlo… por 11 menos: tristes 130 millones de dólares.

Ya ni llorar es bueno, de lo perdido lo hallado, y lo que caiga en los remates no sobrará para “devolver al pueblo lo robado” que los ladrones, por cierto y por fortuna, tuvieron el detalle de dejarle a López Obrador para que con el desairado avión presidenci­al haga lo que, por desgracia, está haciendo.

Hoy la cosa es pior: el gobierno cree poder venderlo por tristes 130 millones de dólares...

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